CAPÍTULO 6

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POV ARTEM ROMANOV


—Tenemos que darle un mensaje a Dimitri. Necesita comprender que intentar robarnos fue el peor error de su miserable vida —declaró papá. 

Estaba furioso y no era menos después de lo que intentó hacer el hijo de puta. 

—Idiota, después de tantos años trabajando con nosotros —suspiró Dima, con un tono de resignación evidente en su voz.

—Viajaré hoy mismo a Rusia —asentí, clavando mi mirada en la de papá—. Se arrepentirá.

Levantó la mano y comenzó a negar con su dedo índice, una sonrisa siniestra jugueteando en sus labios.

—No se arrepentirá así, Artem. Vas a matar delante de sus ojos a su esposa e hijas —dijo con frialdad—. Eso sí que lo hará lamentar.

Un nudo se formó en mi estómago al escuchar sus palabras. Traté de mantener la compostura, aunque mi cuerpo se tensó y mis movimientos se volvieron más rígidos.

—Sus hijas son tan jóvenes como los gemelos y Lia. Prometo que las acciones que tomaré contra Dimitri en su tortura lo atormentarán cada segundo, pero al menos dejemos a sus hijas fuera de esto.

Con una postura relajada, papá tomó un trago de whisky y asintió con calma.

—Las cosas que le harás serán después de haber matado a su familia frente a él.

¿Cómo podía hacerle entender mi punto de vista?

—Papá, él fue el único culpable y ni siquiera logró robarnos. Torturarlo, asesinarlo y dejar a su familia en la calle es un mensaje lo suficientemente claro —insistí, tratando de hacerlo razonar.

—Podría ser un mensaje efectivo, pero no es mi estilo ni el de la bratva. —respondió con firmeza—. Aquí, todos pagamos por los pecados de nuestros padres. En algún momento, tendrás que cargar con las consecuencias de mis errores pasados, lidiar con guerras que no iniciaste. Así es la vida, hijo.

Maldita sea.

—He cometido atrocidades en nombre de la bratva, cosas que nadie podría siquiera imaginar —admití con pesar—. Pero si no tengo límites, me perderé a mí mismo en unos años. No quiero perder mi humanidad y convertirme en... —Me detuve abruptamente, consciente de las palabras no dichas.

Su ceño se frunció con severidad mientras sus dedos ágiles manipulaban el teléfono móvil. Después de unos instantes de espera, la conexión se estableció y la voz de mis hermanos resonó en el altavoz.

—Papá —dijeron al unísono.

—Estoy acompañado de Artem y Dima —les informó—. Tenemos un asunto urgente con Dimitri, nuestro administrador de los almacenes de armas en Rusia.

—Estamos atentos —respondieron en sintonía, preparados para recibir las órdenes.

—Intentó robarnos y necesito que se ocupen de... —Mi padre comenzó a explicar la situación.

—Está bien, para mañana dejará de robarnos oxígeno —pude sentir la sonrisa de Akin a través de la llamada.

—Sin embargo, tiene una esposa e hijas —padre aclaró, agregando una dimensión más a la situación.

—No serán un problema. Nos encargaremos de ellas también —aseguró Adrik con una frialdad característica en él—. No quedará nadie de esa familia con vida.

—Reporten cuando todo esté resuelto —ordenó Darko antes de colgar la llamada. 

Se puso de pie con decisión, indicando a Dima que saliera.Dima nos miró con un atisbo de duda en su rostro. Podía percibir su reticencia, pero, al fin y al cabo, mi padre era nuestro jefe y debíamos obedecer sus órdenes.

OSCURA ATRACCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora