POV LIA ROMANOVA
Empecé a buscar a mis padres por toda la casa, cada habitación que recorría aumentaba mi ansiedad. Era extraño no haberlos visto desde ayer por la mañana y más raro aún que no hubieran bajado a desayunar. Ni Pasha ni Lyonya, sus guardias principales, estaban presentes. Esto me daba qué pensar.
Con un nudo en el estómago, fui hasta el dormitorio de Akin. Entré sin tocar, encontrándolo con un cuchillo en la mano, practicando movimientos precisos y letales. Sus ojos se levantaron hacia mí, fríos y calculadores.
—¿Qué fueron esos gritos? —preguntó con voz helada. Estaba conteniéndose—. ¿Qué ha pasado?
Intenté mantener la compostura, pero mi voz salió temblorosa.
—Eso no importa.
—Lloraste, así que jodidamente importa, hermana. —Se levantó, su mirada era intensa—. ¿Qué te hizo Artem?
Respiré hondo, intentando calmarme.
—Akin, ¿dónde están nuestros padres? No sé nada de ellos desde ayer —sus ojos se suavizaron ligeramente al ver mi preocupación.
—Artem dijo que salieron por unos días. Mamá tiene un congreso y papá fue a acompañarla.
Instintivamente, mi cuerpo se relajó al saber que estaban bien, pero algo aún no cuadraba.
—Pero no se despidieron, y siempre lo hacen.
Se encogió de hombros, volviendo a su actitud habitual.
—Exacto, siempre se despiden. —Comenzó a mover el cuchillo entre sus dedos mientras hablaba. Su mirada estaba fija en mí—. Abordaron el jet privado y, en efecto, existe ese congreso. Sin embargo, me estoy encargando de ello junto con Adrik. Tú tranquila.
—Está bien —dije, dando media vuelta para irme, pero me detuvo con un ligero tirón de mi brazo.
—¿A dónde irás? —preguntó, su voz cargada de una curiosidad intensa.
—Iré a quitar una piedra que ha estado incomodándome —respondí entre dientes—. ¿Por qué? ¿Quieres acompañarme?
Una sonrisa oscura y calculadora se dibujó en su rostro mientras me soltaba.
—No, claro que no. —Bajó la mirada al cuchillo que sostenía—. Pero puedes usar esto. Filoso, certero, hará un gran desastre y será una puta obra maestra.
Negué levemente.
—No quiero hacer un desastre ni mancharme con algo tan sucio... un trabajo limpio estará bien.
Akin me observó fijamente por varios segundos, evaluando mis palabras. Finalmente, asintió lentamente, su mirada brillaba con una mezcla de admiración.
—Ve, hermana. Quita la piedra y asegúrate de hacerlo en el primer intento.
Me empujó suavemente, y la puerta se cerró tras de mí con un leve clic.
Me dirigí hacia mi automóvil, con la determinación ardiendo en mi pecho. No habría segundas oportunidades. Era el momento de demostrar que, como hija de Darko Romanov, nadie podía hacerme sufrir sin pagar un alto precio.
No pensé en nada durante el camino. Mi mente estaba en blanco, insensible a la tristeza y la traición. No sentía nada. Estaba cansada y había aguantado mucho, pero había llegado a mi límite.
Estacioné el coche cinco calles antes, consciente de que Artem tendría seguridad. Lo comprobé dos calles antes de llegar al edificio, observando a los guardias y las medidas de seguridad. Tendría que ingeniármelas para no ser reconocida.
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OSCURA ATRACCIÓN
Novela JuvenilArtem Romanov y Lia Romanova, criados como hermanos bajo la sombra del pakhan de la bratva rusa, comparten un vínculo especial que trasciende los lazos de sangre. A medida que el tiempo avanza, el inocente afecto de la infancia se transforma en un a...