CAPÍTULO 12

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POV ARTEM ROMANOV

—Esta vez tuvimos suerte, pero no podemos contar con una segunda oportunidad. Tenemos que acabar con el hijo de puta de su líder, y lo haremos —dije, clavando mi mirada en ellos—. Pero para lograrlo, necesitamos forjar una alianza con los italianos.

El ceño de Aleksey se frunció, pero guardó silencio... por ahora.

—¿Cómo planeamos entablar esa alianza con ellos? —quiso saber Akin.

Miré de reojo a Sergei y confesé.

—A través de un matrimonio. Ya he hablado con su líder y está de acuerdo. Necesitan armas, dinero, drogas; han sufrido muchas pérdidas en su enfrentamiento con los yakuza, y les proporcionaremos todo eso a cambio de la información sobre sus ubicaciones.

—¡Qué mierda! —murmuró Aleksey con frustración—. ¿Realmente crees que esos hijueputas nos ayudarán? ¿Por qué demonios necesitamos recurrir a su ayuda?

—Las alianzas son fundamentales en la guerra —respondí encogiéndome de hombros—. Un miembro de la familia Romanov tendrá que desposar a su heredera.

Los observé fijamente a cada uno y supe que, de tener la oportunidad, me dispararían en el acto al pronunciar su nombre.

—Bueno, Romanov es mi segundo apellido y, a diferencia de ustedes, malditos —gruñó Aleksander en descontento—. Fui prometido a alguien incluso antes de que supiera qué hacer con mi adorada verga.

—¿Ahora sí sabes qué hacer con ella, acaso? —preguntó Akin con una sonrisa burlona.

—Esperen, esperen —intervino Adrik—. ¿Sabes dónde está el clítoris, pequeño Alek?

El aludido soltó una risotada mientras les lanzaba una mirada que prometía únicamente sufrimiento. Aunque no pudiera superarlos en una pelea, a sus diecisiete años, peleaba de manera excepcional. Y ahora que se adentraba en la academia, mejoraría aún más y les daría una buena paliza.

—He estado pensando en uno de ustedes, aún no me decido —señalé a mis tres hermanos.

—Conmigo, ella sufrirá, y no querrás que la alianza se deshaga —aseveró Adrik.

Asentí hacia él.

—Podría quedar viudo la misma noche de bodas, en un trágico accidente —se lamentó Akin.

—Lo sé.

Miré a Aleksey, quien negó vehementemente.

—Nunca me casaré con una maldita italiana, y mucho menos renunciaré a mi libertinaje. Estoy muy bien con las mujeres que me follo cada noche. Si quieres que ella sea la cornuda del año y que su vida sea un completo tormento, adelante, pero, aun así, no me casaré.

Empecé a reír mientras asentía, me recosté en el asiento y suspiré.

—No les estoy preguntando a ninguno de los tres. Si digo uno de sus nombres, ese será el elegido. —Golpeé la mesa con firmeza—. Es una orden.

—¿Quién será el elegido? —preguntó papá, que había estado sentado al final del estudio, observando en silencio.

A pesar de que me había nombrado Pakhan, aún estaría presente en cada decisión y reunión de la bratva por un tiempo, no más de un año. Siempre había algo nuevo que aprender de él, y estaba decidido a absorber todo lo que pudiera. Cada interacción, cada estrategia, cada movimiento, era una oportunidad para crecer y fortalecer mi liderazgo. Estaba determinado a convertirme en un líder digno de su legado, y eso significaba estar dispuesto a seguir aprendiendo, incluso cuando llevase el título de Pakhan.

OSCURA ATRACCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora