CAPÍTULO 24

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POV LIA ROMANOVA

Dos días después


La tensión en el aire era tan densa que se podía cortar con un cuchillo. Todos estábamos reunidos en Italia para la boda de Aleksey, que tendría lugar mañana por la tarde. Nos alojábamos en una imponente mansión que Artem había adquirido específicamente para nuestra estadía, tanto antes como después del evento. El lugar estaba rodeado de guardias y habían establecido un perímetro formidable a su alrededor, asegurando que nada ni nadie pudiera perturbarnos.

Me sentía incomoda estando en el mismo lugar que él, con tan poco tiempo de los sucesos anterior. Mierda, solo habían pasado dos días y ya teníamos que socializar y fingir que todo estaba bien.

Mientras caminaba cerca de una de las salas, escuché su voz, y fue inevitable no detenerme. Me escondí detrás de una puerta, conteniendo la respiración para poder observar sin ser vista.

Allí estaban él, Akin, Aleksander y Aleksey, todos reunidos en un círculo de tensión palpable.

—Espero que en estos días no haya problemas de ningún tipo —comentó, su voz cargada de autoridad, con un tono frío y cortante que me erizó la piel. Sus ojos recorrieron a cada uno, deteniéndose en sus rostros con una frialdad calculada—. No quiero muertos en la entrada, ni putas entrando y saliendo como si esto fuera un burdel.

Aleksey soltó un suspiro profundo, claramente consciente de que esas palabras iniciales iban dirigidas a él.

Akin y Aleksander, en cambio, intercambiaron una mirada rápida y luego, como si nada, fingieron no haber escuchado la advertencia sobre las mujeres. Era una táctica que conocían bien, ignorar lo que no les convenía.

—Sabes que necesitaremos algunas italianas para no cometer locuras —comentó Aleksander, una sonrisa maliciosa curvando sus labios, un brillo peligroso se asentó en sus ojos.

Solo tenía diecisiete y era el peor.

Artem simplemente asintió.

—El Don nos ha proporcionado su más reciente adquisición para hacer la estancia más... amena. En este momento, se encuentran en sus cuartos.

—¿Dónde está Adrik? —preguntó su gemelo.

—En una misión. Volverá para la boda —respondió sin darle mayor importancia.

—¿Y mis tíos? —insistió Aleksey.

—El mal tiempo ha complicado los vuelos, Aleksey. Tal vez no puedan asistir. Él te llamará para confirmarlo.

Cuando vi que Artem se movía para salir, rápidamente me escabullí por el pasillo, corriendo hacia el garaje donde Ana ya me esperaba, inquieta.

—¿Por qué te tardaste? —preguntó en cuanto me vio llegar.

—Nada importante. —Mentí, intentando sonreír mientras abría la puerta del copiloto—. ¿A dónde iremos?

Ana echó un vistazo a nuestro alrededor, y luego se inclinó desde la puerta del piloto, con esa chispa de travesura en sus ojos.

—Aleksey tendrá su despedida de soltero. Estuve escuchando y parece que será bastante intensa, así que... ¿por qué Vittoria no puede tener la suya? —Se encogió de hombros con una sonrisa astuta—. Iremos por ella y pasaremos un día estupendo.

—¿Te das cuenta de que no nos conoce y que posiblemente se sienta incómoda? —dije, levantando una ceja. Asintió, pero no parecía preocupada en absoluto—. Bueno, supongo que tienes razón —admití, resignada.

OSCURA ATRACCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora