POV LIA ROMANOVA
Observaba mi entorno con cautela mientras caminaba hacia los jardines, consciente de que el tiempo jugaba en nuestra contra. Esto tenía que ser rápido o nos meteríamos en serios problemas.
—¿Por qué no le dijiste que estaba ocupada? —pregunté en voz baja, mis ojos moviéndose frenéticamente, escaneando el lugar en busca de miradas furtivas o de alguien que pudiera estar vigilando—. Esto no puede volver a suceder, Stepan. Es demasiado arriesgado.
—Lo sé —respondió con un tono preocupado—. Pero ya conoces cómo es tu madre... necesita escucharte para asegurarse de que todo está bien y estar tranquila. Has estado dos semanas aquí. Entiéndela.
Cuando llegamos al jardín, el viento nocturno nos envolvió, y con un rápido movimiento me pasó su teléfono. Mis dedos temblaron un poco al marcar el número de mamá. Sabía que esta llamada podría costarnos mucho si alguien nos escuchaba, pero no podía evitarlo.
Ella contestó casi de inmediato, su voz cargada de emoción reprimida.
—Lia —susurró al otro lado de la línea—. ¿Mi amore, eres tú?
No sabía cuánto necesitaba escuchar su voz hasta ese momento. Fue como si todo el peso que llevaba encima se desvaneciera por un instante. Un bálsamo para mi alma agotada.
—Mamá. —Una sonrisa pequeña se formó en mis labios, pero luché por mantener mis emociones bajo control—. Qué bien se siente escuchar tu voz, pero no tenemos mucho tiempo.
Su tono cambió a uno de preocupación al instante.
—¿Estás bien? ¿Todo va bien, hija? Si no es así, dímelo, y mandaré por ti de inmediato. Yo misma iré a buscarte.
Su preocupación me atravesó como una daga en el pecho. Inhalé profundamente para contener las lágrimas.
—Mamá, todo está bien. No tienes por qué preocuparte. Pronto estaré con ustedes.
—No he podido estar tranquila, Lia. Presiento que algo anda mal... por favor, hazme caso y vuelve. No me dejes con esta angustia —insistió, y su voz quebrada me golpeó y casi me perdía.
Tomé una profunda bocanada de aire. Mentirle se sentía como traición, pero no había opción.
—No puedo, mami... no puedo. Tengo que terminar algo aquí antes. Te amo. Dile a papá que lo amo también, y que ya me reporté.
Colgué antes de que pudiera decir algo más que me hiciera quebrar. Las madres siempre sabían cuando algo no andaba bien, tenían ese maldito sexto sentido, y en el fondo sabía que tenía razón. Pero no podía irme ahora.
Al voltear hacia Stepan, supe inmediatamente que él no debería estar aquí. No podía protegerlo, ni siquiera el estúpido de Kai.
—Tienes que irte... por favor, hazlo. —Le agarré la mano y la apreté con fuerza, casi suplicante—. Tienes una familia, hijos que esperan a que llegues a casa... vete.
Él apretó mi mano, su semblante endurecido mientras negaba lentamente con la cabeza.
—Tú eres parte de esa familia, Lia. No voy a dejarte sola con estos hijos de puta.
De repente, me soltó bruscamente, su mirada se dirigió hacia un punto detrás de mí. Supe en ese instante que alguien venía.
—Lia, ¿qué hacen aquí? —preguntó una voz que conocía demasiado bien.
Me giré lentamente para encontrarme con Kai.
Lo miré fijamente, levantando una ceja con aire de desafío.
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OSCURA ATRACCIÓN
Novela JuvenilArtem Romanov y Lia Romanova, criados como hermanos bajo la sombra del pakhan de la bratva rusa, comparten un vínculo especial que trasciende los lazos de sangre. A medida que el tiempo avanza, el inocente afecto de la infancia se transforma en un a...