POV ARTEM ROMANOV
—¿Y esa sonrisa? —Sergei arqueó una ceja, su mirada penetrante clavada en mí.
Encogí los hombros, tratando de aparentar indiferencia.
—¿Acaso no puedo sonreír? —mi voz resonó con una nota desafiante, aunque sabía que él era capaz de percibir la falsedad en mis palabras.
—Rara vez lo haces, y siempre que lo haces, tiene un nombre y empieza por la L.
Una risa apenas audible escapó de mis labios. Había pasado una noche placentera durmiendo junto a mio fiore (mi flor), y estaba claro que eso influía en mi buen humor ese día.
—Si ya lo sabes, ¿para qué preguntas? —Intenté desviar la conversación, centrando mi atención en el reporte de la nueva mercancía de armas que había llegado. Pero la mirada de Sergei sobre mí era como una losa pesada que impedía cualquier intento de concentración—. Habla.
—Creo que deberían de ser cuidadosos. No estamos en un buen momento ahora que Vladik murió, y tuviste suerte de que Lia no recordara lo que le dijiste. Nadie puede saber que hay algo entre ustedes, ni mucho menos tu condición.
—No haría nada que pudiera afectar aún más la salud de mi padre. Sé cuáles son mis límites, Sergei —mis palabras salieron más firmes de lo que me sentía, tratando de demostrarle que estaba en control de la situación.
—Pero no Lia, ella no conoce de límites, y no queremos que la bratva se fracture desde adentro cuando tenemos una guerra en la puerta de entrada.
La seriedad en su tono me hizo apartar el informe y obsérvalo fijamente. Quería golpearlo por ser tan malditamente sincero, pero sabía que sus palabras eran un recordatorio necesario de las consecuencias que tendrían mis acciones.
—Esperaré a que papá esté bien y que esta guerra con los yakuza haya terminado para revelarlo —declaré con determinación.
—El ganarla hará que nadie cuestione y te seguirán sin pensarlo.
—Por esa razón ganaremos. Con la información que la Cosa Nostra tiene sobre ellos, podremos golpearlos en varios frentes sin darles tiempo para reaccionar.
Sergei asintió, pero su preocupación no disminuyó.
—Creo que la boda de Aleksey con Vittoria debería ser lo más pronto posible. Aleksey es impredecible.
—Ya dio su palabra y yo la mía. Nuestro padre le ha enseñado el valor de ella, así que estamos bien por ese lado, pero tienes razón —inhalé hondo mientras pensaba en mi hermano.
—Supe que no vive solo en Rusia, tiene compañía y al parecer es su pareja. ¿Qué piensa hacer cuando se case? ¿Vivir con ambas mujeres?
Maldición. Sabía que tenía que abordar ese tema con él.
Había prometido al Don que su hija sería tratada con respeto y cuidado, pero lo que veía venir no auguraba nada bueno.
—Vittoria es... una mujer diferente, inocente. Empiezo a temer que haya cometido un error al proponer a Aleksey como su esposo, pero en realidad no había muchas opciones.
Froté mi sien con frustración mientras Sergei continuaba con su evaluación.
—Si tanto te preocupa, podrías haberte casado con ella —sugirió, dejándome perplejo ante sus palabras.
—La veo como una hermana, no como mujer —aclaré.
—Ahora él tiene que responder por ella. Tú ya tienes demasiados problemas como para sumar las responsabilidades de Aleksey a tus hombros, y yo ahora tengo más responsabilidades. Sabes que siempre te apoyo en todo, pero no tengo tiempo para Verónica. No es mía, es tuya, y si estás cansado de ella, simplemente envíala lejos, lejos de ti... de todo esto.
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OSCURA ATRACCIÓN
Teen FictionArtem Romanov y Lia Romanova, criados como hermanos bajo la sombra del pakhan de la bratva rusa, comparten un vínculo especial que trasciende los lazos de sangre. A medida que el tiempo avanza, el inocente afecto de la infancia se transforma en un a...