Capítulo 26

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Un año después:



Desde que decidió ampliar su horizonte, el Grupo Jeon tenía más carga laboral. JungKook tuvo que contratar más personas en todos los sectores donde lo requirió. Pero por fortuna, NamJoon siempre estaba ahí para ayudarlo con todo lo que necesitaba y se encargaba de gestionar la otra mitad del trabajo.

Se habían convertido en la mejor dupla de los negocios y ahora cuando hablaban del Grupo Jeon, no sólo lo hacían de JungKook, también de NamJoon.

Así que en el aspecto laboral ambos han crecido fructíferamente. No tienen nada de qué preocuparse más que de liderar con sabiduría ese gran imperio. JungKook, sobre todo, tenía más tiempo libre para pasar el rato con su madre o incluso boxeando en su gimnasio personal. No ha querido ocupar su mente en otra cosa en todo este año que ha transcurrido o mejor dicho en alguien. Pero al final del día se vuelve completamente inevitable pensar en JiMin.

Ha sido un año bueno, pero eso no significa que no lo extrañe. No ha sabido nada de él desde esa última vez que se vieron y aunque al principio hubiera querido perseguirlo para estar al tanto de sus movimientos, no tuvo tiempo de hacerlo debido a que su empresa estaba creciendo. Sin embargo, ahora que había cumplido todos sus objetivos tenía tiempo suficiente para pensar en él y considerar que un año fue tiempo suficiente para que ambos sanaran las heridas que tenían.

JungKook estaba listo. Se sentía bien consigo mismo. Aquella culpa con la que cargó por fin se había desvanecido y su deseo por ver nuevamente a JiMin aumentaba considerablemente.

Hoy se levantó desde muy temprano para prepararse su propio desayuno. Desde que el Omega se fue de su casa no tuvo intenciones de contratar a alguien más que ocupara su lugar. Eso sería imposible porque nadie se iguala a JiMin, eso es seguro. Por eso optó por retomar su vida solitaria y esta vez haciendo cosas diferentes; como cocinar para sí mismo.

Aún dormía en la habitación que le perteneció a JiMin el tiempo que estuvo en su casa. Ese nido tan lindo que construyó sobre su cama también estaba intacto. Nadie podía poner ni una sola mano encina ni mucho menos entrar sin permiso. Al menos hasta que el dueño auténtico pudiera volver, porque JungKook estaba seguro de que así sería.

Justo hoy despertó con un sentimiento nuevo, con un ímpetu de intentar algo nuevo. Era motivado por la curiosidad y por las pláticas que solía tener con su lobo en los últimos días. Éste fue quien más resintió la ausencia de su destinado y se esforzó mucho por no caer en la depresión. Ambos salieron adelante a pesar de todo.

"¿No lo extrañas?" de pronto preguntó su lobo.

"Sabes que sí" respondió y suspiró.

"¿Y qué estás esperando? ¿A que aparezca por esa puerta?"

"Él dijo que quería su espacio, además estoy seguro de que nos encontraremos de nuevo por azares del destino"

"Bah, eso es basura. A veces debemos escribir nosotros mismos nuestro propio destino"

Y eso último dejó completamente pensativo a JungKook mientras miraba por la ventana de su oficina. En ese punto no tenía mucho trabajo que hacer por eso decidió divagar un rato, pero no se imaginó que las ganas de saber sobre JiMin aumentarían en gran medida.

Su lobo tenía razón. ¿Por qué debería esperar a que se encontraran si podía ir hacia él? No debía quedarse sentado esperando a que llegara el momento y llevarse la gran sorpresa de que había encontrado a otro Alfa, porque ser destinados abarcaba más que sólo lo obvio. La madre luna cumplía con el objetivo de escogerlos y ellos debían luchar por ese lazo que se creó antes de que llegaran a este mundo. Y para que eso sucediera una de las partes debía dar el primer paso.

Call It What You Want (Omegaverse Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora