Capítulo 37

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Era el cielo.

Definitivamente.

JungKook se sentía en el cielo mientras tocaba la piel suave de su Omega.

Lo había desnudado completamente y ahora estaba encima suyo besando su cuello pulcro y libre de marcas que no haya podido hacer en esos días que transcurrieron. Fueron sólo dos semanas desde la última vez que lo vio, pero el infierno comenzaba cuando ya no podía percibir su aroma. Su lobo siempre se mostraba triste y callado cuando eso sucedía, aunque con el pasar del tiempo lograba adaptarse a la situación. Siempre era así de emocional porque su mayor añoranza era estar con su hermoso Omega de ojos grises, pero también intentaba ser racional al pensar que las cosas eran de este modo.

Por fortuna ese periodo de prueba había llegado a su fin. Y sentirse mutuamente mientras sus pieles están desnudas en la intimidad de la oficina del Alfa les provocaba un sentimiento único e indescriptible. Era un momento suyo, de amor, en un lugar que no tenía cualquier significado, pues era el territorio de JungKook que estaba marcado en extremo con su aroma a tabaco y whisky. Eso hacía sentir seguro al Omega quien disfrutaba nuevamente de estar envuelto en ese aroma que tanto le gusta. Era el lugar de su Alfa y tenía la oportunidad de intimar con él de una manera significativa como alguna vez hicieron en su casa.

Era el momento perfecto para reconectarse, JungKook lo repetía una y otra vez en su mente, por esa razón era cuidadoso con las caricias que ejecutaba, porque esta ocasión le haría el amor como nunca antes en su vida.

El sentimiento de su primer encuentro prevalece en sus memorias. En este punto de sus vidas ya no existe nada negativo de lo que hayan vivido en el pasado. El tiempo les ayudó a olvidar, a sanar, a estar bien consigo mismos y así sentirse preparados de este reencuentro que, no sólo fue obra del destino, también fue creado por ellos mismos gracias a ese gran amor que se tenían.

Así que a partir de ahora ya no existía la posibilidad de tener que despedirse en un aeropuerto para que miles de kilómetros lo separaran. Ahora estaban juntos siendo arropados por el calor de sus pieles desnudas y calientes al contacto que con mayor frecuencia incrementaban su temperatura.

JiMin ardía de deseo y de amor al mismo tiempo mientras su Alfa deposita besos cariñosos sobre su cuello y donde también está dejando marcas con intenciones posesivas más fuertes que en otras ocasiones. Sentía cómo deslizaba sus manos grandes y fuertes por algunas extensiones de sus costados, aquellas zonas que siempre han sido sensibles a su tacto. Ningún otro Alfa ha podido provocarle tales sacudidas con esas acciones, y éste lo sabe. Es engreído, se siente de ese modo porque sabe que todo lo que su Omega siente en ese momento es gracias a él. Es delicado en la forma que lo está tratando, aunque lo más seguro es que la segunda ronda será como entrar en celo, porque ya está viendo muy tentador su escritorio. Le emociona la idea de que el aroma de JiMin se quede marcado en su oficina para que pueda aspirarlo todos los días que llegue a estar aquí. Sirve como un tranquilizante en situaciones de estrés, pero justo ahora le excita y lo lleva al límite.

Gracias a su lubricante natural, el aroma duplica su intensidad y se esparce en cada rincón de esa oficina. Menos mal ahora sus empleados están en la hora de almuerzo, así puede comer el cuerpo de su Omega con todo el gusto. Al ser muy territorial no le agrada para nada la idea de que alguien más perciba sus gemidos o siquiera tenga un poco de acceso a la exquisitez de su aroma y de su lubricante concentrado. Lo quiere sólo para su deleite, sólo para su comodidad, sólo para su disponibilidad.

Tener que soportar llamadas telefónicas donde no podía tocarlo ni por error fue un periodo un tanto difícil, pero que ahora parecía nada. Su piel le hacía olvidar que esa separación existió y tener acceso a su boca era la prueba viviente de que esto no era un sueño.

Call It What You Want (Omegaverse Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora