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Estuvieron nadando otro rato hasta que llegaron a otro lugar bonito, cada vez quedaban fascinados.

-Esta es la zona donde vamos a encontrar las tortugas- explicaba el guía-. Normalmente las vamos a encontrar en las orillas del cenote y si no, van a estar por aquellos lugares.

Los turistas volvieron a sumergirse y nadaban con tranquilidad, había más peces de ese lado. Emilio y Joaquín disfrutaban del momento en pareja porque querían que sus hijos se divirtieran.

Ramiro sonreía al ver a su hermana con Isaac, la notaba muy feliz desde lo sucedido con Víctor. También vio a su hermano con Oscar, estos jugaban pero se mostraban una que otra muestra de cariño.

Después de un rato salieron del agua y era hora de tomar un refrigerio. Los llevaron a una pequeña palapa donde había un buffet y comenzaron a servirse.

-¿Les gustó esta experiencia en el cenote?- preguntó Emilio.
-Mucho, papá- dijo Giulietta sonriendo-. Cancún es un lugar precioso.
-Uy mi amor, aún faltan muchos lugares bonitos por visitar- dijo Joaquín sonriendo.
-Sin duda es muy bonito- dijo Sebastián mirando hacia un lugar.

En realidad miraba a Oscar sentado en otra mesa con su familia, al cruzar mirada con él sonrió y ambos se sonrojaron. Giulietta y Ramiro notaron eso.

El recorrido continuaba hasta que fueron al lado del mar pues nadarían un rato.

-¡Papás, hermanos!- dijo Giulietta saliendo un momento del agua-. ¡Aquí hay tortugas!

Los Osorio Bondoni volvieron a sumergirse y vieron a las tortugas, sin duda estaba siendo una bonita experiencia. Emilio y Joaquín salieron para ir a sentarse en unas sillas, con sus cabezas recargadas miraban a sus hijos divertirse.

-Ay mi amor, este viaje ha sido el más hermoso de todos- dijo Joaquín enamorado.
-Lo sé- dijo Emilio-. Nuestros hijos ya estarán grandes pero siguen siendo nuestros niños. Te amo, bonito.
-Yo te amo más, amor.
-Ay papás, ustedes donde quieran deslumbran amor- dijo Sebastián cuando vio a sus papás besandose.
-Ay hijo, pues yo amo mucho a tu papá. Ya nos entenderás cuando tengas pareja.

Sebastián le dió un trago a su bebida y se disponía a regresar con sus hermanos, cuando...

-Sebas- lo llamó Oscar-. Encontré esta bonita caracola y es para ti.
-Ay Oscar, muchas gracias- dijo Sebastián feliz.

Por el lindo detalle Sebastián le dió un beso en la mejilla a Oscar y feliz fue a guardar el detalle en su mochila. El otro joven estaba en shock, acarició su mejilla y sonrió.

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