Era un lindo fin de semana, los trillizos habían salido con sus parejas ya que eran los días en que podían salir con más tranquilidad a cualquier lugar.
Ese día, Giulietta guiaba a Isaac ya que tenía los ojos vendados porque había preparado una sorpresa para él, estaban en un parque.
-Preciosa, ¿ya dime dónde estamos?- preguntó Isaac con una risa nerviosa. -Tranquilo, ya casi llegamos- dijo Giulietta y llegaron a cierto punto del parque-. ¡Sorpresa, amor!
Giulietta quitó la venda e Isaac se impresionó. La joven había preparado un bonito picnic bajo un árbol y decorado de una hermosa manera.
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-Ay amor, ¿a qué se debe esta bonita sorpresa?- preguntó Isaac sonriendo. -Bueno, mis papás siempre dicen que no tiene que ser una fecha especial para demostrar nuestro amor- dijo Giulietta mirándolo con amor-. Te preparé esta sorpresa en agradecimiento. -¿Por? -Por hacerme la más feliz, desde el día de la playa me devolviste la felicidad y ya no pido nada más que eso.
Se dieron un beso y se sentaron en la manta para disfrutar de su picnic. Isaac estaba impresionado por la creatividad de su novia y disfrutaban de la deliciosa comida. Cuando terminaron se acostaron un ratito, Giulietta estaba acostada sobre el pecho de Isaac y este la abrazaba.
-¿De dónde sacaste tanta creatividad?- preguntó Isaac. -Mis papás son muy románticos y lo aprendí de ellos- dijo Giulietta y acariciaba el rostro de su novio-. Me haces tan feliz. -Y tú a mí, desde que te ví sabía que eras la niña más hermosa del mundo. -Ay mi amor.
Se quedaron un rato acostados, había mucho silencio pero disfrutaban de su compañía. Giulietta pensaba en algo porque tenía su mirada baja y una sonrisa.
-¿En qué piensa, mi princesa?- preguntó Isaac. -Pensaba en mi hermanita- dijo Giulietta-. Cuando mis hermanos y yo descubrimos que el bebé era niña me sentí muy feliz porque era lo que esperaba, voy a amar a esa princesa. -Y va a ser igual de hermosa que su hermana mayor.
Giulietta sonrió con ternura y se dieron otro beso pero ahora duradero. Después de un rato comenzaron a recoger todo porque ya volverían a casa. Con sus manos entrelazadas caminaban por el parque como una pareja de enamorados.
