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La hora de regresar al hotel, los padres de los jóvenes ya se encontraban en la entrada del parque a la hora que acordaron.

-¿Dónde estarán?- preguntaba la mamá de Isaac.
-Bueno, este parque es demasiado grande, pero ya no deben estar lejos- dijo Emilio.

Los jóvenes ya estaban cerca de la entrada, no dejaban de reírse por lo mucho que se habían divertido ese día. Sebastián no borraba su sonrisa, pero se sonrojó cuando Oscar tomó su mano y se miraron tiernamente a los ojos.

-¿Qué pasa, Oscar?- preguntó Sebastián.
-Sin duda hoy fue un día bonito y lo fue más junto a ti- dijo Oscar-. Fueron pocos días en que nos conocimos pero lograste despertar muchas emociones en mí. Ambos vivimos en la misma ciudad y espero que podamos seguir viéndonos seguido.
-Claro que si, Oscar. Yo no quiero dejar de verte porque te volviste alguien inseparable.

Sonrieron tiernamente e inesperadamente Oscar le dió un tierno beso en la mejilla a Sebastián, esto lo sonrojó. Giulietta vio esa escena, sabía que algo pasaría entre ellos pero esperaría a que su hermano le contara la verdad a sus padres.

-¡Papás!- dijeron los cinco cuando llegaron al punto.
-¿Se divirtieron, hijos?- preguntaron los Emiliaco a sus trillizos.
-Si, papás- respondieron-. Fue el mejor día de nuestras vidas.

Subieron al autobús y descansarían después de un día lleno de actividades. Emilio y Joaquín se acomodaron en sus lugares, se abrazaron para poder descansar.

-Ay amor, los halconcitos van a caer agotados- dijo Joaquín.
-Lo sé, pero lo importante es que nuestros hijos se divirtieron- dijo Emilio y se dieron un beso-. Ay mi amor, han sido los días más bonitos contigo, recordé nuestra luna de miel.
-Te amo.

Después de un rato llegaron al hotel, las tres familia estaban cansadas y ya subieron a descansar. Los padres se despedían unos de los otros al igual que los jóvenes.

-Bueno bonita, mañana es nuestro último día aquí- dijo Isaac.
-Lo sé, pero sin duda fueron las mejores vacaciones- dijo Giulietta-. Me ha encantado conocerte y creo que llegaste a alegrar mi vida.
-Yo siempre quiero verte feliz.

Ambos intercambiaron números y se fueron con sus familias. Ya en la recámara los trillizos se acomodaban para irse a dormir, pero antes, Giulietta subió a la cama donde se quedaba Sebastián.

-Creo que realmente le gustas a Oscar- dijo la joven.
-¿Cómo estás segura?- preguntó Sebastián.
-Ay, yo ví cómo te pusiste luego del beso que te dió.
-¡¿Qué?!- exclamó Ramiro en voz baja y también subió a la cama-. ¿Oscar te dió un beso?

Emilio y Joaquín estaban lavandose los dientes, desde el baño miraban a sus hijos muy felices.

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