Familia Halcón

24

Nicola y Wendy consolaban a Sebastián, pues había sido difícil para él lo que les había confesado.

-Ay, mi niño- dijo Wendy-. Si ya pudiste decirnos a nosotros, podrás hacerlo con tus papás.
-Si tíos, pero no sé si mis padres se decepcionen por tener un hijo gay- dijo Sebastián entre lágrimas.

Así es, Sebastián acababa de confesarles a Wendy y Nicola que era gay. Ese era su más profundo secreto pero nadie más que sus hermanos lo sabían, ahora lo sabían los Wencola y solo faltaban sus papás. Nicola y Wendy eran los mejores tíos que siempre estaban ahí para darles los mejores consejos a sus sobrinos.

-Campeón, antes de que ustedes nacieran sus padres dijeron que los amarían sin importar las decisiones u orientación que eligieran- dijo Nicola-. Tu orientación no va a cambiar tu persona.
-Nicola tiene razón- dijo Wendy-. Tú siempre vas a ser ese niño que todos hemos amado. Tus papás son pareja, nosotros somos pareja y eso no cambiará nada en esta hermosa familia.

Sebastián los abrazó y lloró con mucho más sentimiento, esa plática lo había hecho tomar el valor para hablar con sus padres.

Ramiro había llegado a casa de Hada y tocó el timbre, se sentía nervioso por lo que haría.

-Ramiro- lo saludó alegre la chica cuando abrió la puerta y lo abrazó.
-Hola bonita- dijo Ramiro feliz.
-¿Cuándo regresaron?
-Llegamos hace unos días pero estuvimos muy ocupados y hoy que no teníamos nada que hacer aprovechamos para salir. También aproveché para venir a decirte algo.
-¿Qué cosa?

Ambos fueron a sentarse en la banqueta y Ramiro sacó una caja pequeña que le entregó a Hada, estaba muy linda y decorada con conchitas. Hada la abrió y encontró muchas cositas, lo primero que vió fue una foto en un lindo marco.

-Fue la primer foto que nos tomamos- dijo Hada sonriendo.
-Es una de mis favoritas porque eso dió inicio a una bonita amistad- dijo Ramiro-. Sigue viendo las cositas.

Hada continuaba viendo las cositas que había en la caja, entre ellos había una cajita en forma de almejita que la joven abrió. Encontró una linda pulsera, pero lo que más la sorprendió fue una frase tallada que decía: “¿Quieres ser mi novia?”

-¡¿De verdad?!- dijo emocionada.
-Claro- dijo Ramiro feliz-. Ay Hada, ya no hay ni un día que no piense en ti y tú eres el motivo de mi felicidad. Entonces, ¿qué dices?
-¡Claro que acepto ser tu novia!

La felicidad en los dos era grande, se abrazaron y se dieron su primer beso como novios.