25

184 23 6
                                        

Emilio ya había llegado a casa después de trabajar. Ahora se encontraba con Joaquín en el cuarto de Sebastián analizando la situación mientras miraban el objeto encontrado en el cajón.

-¿Por qué no nos ha dicho?- preguntó Emilio-. Sabe que apoyaremos su decisión.
-Amor, sabes que no es fácil hablar a esa edad con los padres- dijo Joaquín-. Pero debemos hacerle entender a nuestro hijo que siempre lo vamos a amar sin importar las decisiones que tome.

Ambos se sonrieron y juntaron sus frentes, sabían que habían hecho un gran trabajo como padres por los buenos valores que les habían enseñado a sus hijos. Sebastián ya había llegado a casa y se sorprendió al ver a sus papás en su cuarto.

-¿Qué hacen aquí, papás?- preguntó Sebastián un poco nervioso.
-Tranquilo hijo, ya no nos tienes que ocultar nada- dijo Joaquín y mostró lo que encontró en el cajón, era una bandera pequeña de los colores del arcoiris-. Sin querer la encontré en tu cajón.
-Papás, yo...

El miedo invadió a Sebastián, no era la manera en que quería que sus papás se enteraran y rompió en llanto. Comenzó a tranquilizarse cuando sintió el abrazo de sus padres y lloró mucho más, los Emiliaco esperarían a que soltara todo lo que sentía.

-¿Ya más tranquilo?- preguntó Joaquín cuando Sebastián había dejado de llorar.
-Si- dijo Sebastián-. Perdón papás, no querían que se enteraran de esta manera.
-No nos tienes que pedir perdón, hijo- dijo Emilio-. Sabemos que no es fácil hablarlo, pero estamos muy orgullosos de ti.
-¿De verdad?
-Por supuesto. Hijo, tu orientación no te hace cambiar porque eres el mismo joven alegre y que ama a su familia.
-Nosotros siempre te vamos a amar hijo.

Sebastián volvió a llorar, pero ahora sus lágrimas eran de alegría y abrazó a sus padres porque esas eran las palabras que quería escuchar de ellos. Los tres sintieron un peso más, Ramiro y Giulietta que habían llegado hace un momento se unieron al abrazó ya que habían escuchado un poco de la conversación.

-Lo ves, hermanito- dijo Ramiro-. Todo iba a salir bien porque nuestros padres nos aman.
-¿Ustedes ya lo sabían?- preguntó Emilio.
-Si, pero no dijimos nada porque Sebastián era quien tenía que hablar- dijo Giulietta.
-Pero tu hermano tiene razón, hijo- dijo Joaquín-. No importa las decisiones que tomen, nosotros siempre los vamos a amar.

Los cinco volvieron a unirse en un abrazo, la tranquilidad había regresado a Sebastián y ahora podía decir libremente que era gay.

-Oye hijo, dinos la verdad- dijo Emilio mirándolo con picardía-. ¿Te gusta ese muchacho con el que estuviste apegado estos días en la playa?

La pregunta sonrojó al joven, pero ya hablaría después de ello.

Familia Halcón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora