43- Fin de nuestra historia

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- ¡Papá, Lucas no me deja jugar con él!- escucho nada más despertar.

- ¡Lucas, portate bien con tu hermana!- responde mi marido todavía con voz ronca.

Desde que había nacido nuestro primer hijo todas nuestras mañana eran así. Pero vamos a empezar por el principio:

Después de acabar el bachillerato decidí mudarme a Barcelona y hacer mi carrera en la ciudad, pues allí tenía a muchos de mis amigos y quería cambiar de aires (por supuesto también por Gavi).
Después de varios años en la ciudad catalana, altos y bajos en mi relación con Pablo y muchas alegrías y tristezas... Pablo y yo nos habíamos mudado a una casa juntos, no estaba muy lejos de donde los demás vivían así que nuestra vida no podía ir mejor.

Un año después de este cambio en nuestras vidas Pablo me pidió que me casara con él, y yo por supuesto acepté. Tuvimos una boda preciosa y nos recorrimos todo Africa haciendo safaris en nuestra luna de miel.

Poco después me quede embarazada de nuestro primer hijo: Nico, llamado como su padrino y nuestro gran amigo. Él tenía el pelo castaño claro tal como su padre; nada más nacer, Pablo le inculcó el amor por el barça, ¡hasta salió del hospital con una camiseta del equipo blaugrana!
Como no, nunca se separa del balón y busca cualquier excusa para jugar un poco al fútbol. Actualmente tiene 10 años, siendo el mayor de los Gavira Martínez.

Dos años después llegó Lucas, este había sacado mis rasgos, un pelo oscuro con ondas que eran imposibles de peinar. También heredó mi pasión por el surf y el mar, aunque el fútbol no se le da nada mal y tampoco desaprovecha ninguna oportunidad para jugar con su hermano o su padre a este deporte.

Y por último Adriana, mi salvación en una casa llena de chicos. Ella nació también dos años después que Lucas, y desde el principio los chicos la adoraron y cuidaron con su vida. A ella le gusta todo, el fútbol, el baloncesto, el surf, la música... y en realidad todo lo que se le venga por delante. Actualmente tiene 6 años y es la menor de nuestra pequeña familia.

- Buenos días amor- digo a Pablo mientras me acurruco en su pecho un poco más.

- ¿Que tal dormiste?- me pregunta acariciándome la mejilla.

- Genial, pero estoy reventada...-

- Normal, despues de lo de anoche...- dice con una sonrisa de lado.

- ¡Pablo, que ya no tienes 17 años, madura un poco!- le riño con una risa

- Eso no lo decías cuando...-

- Vale, se acabó, voy a hacerle el desayuno a los niños- digo levantándome y vistiéndome para salir de nuestra habitación.

- Vaamos no te piques- dice riendo, yo le respondo sacando mi dedo del medio y dirigiéndole una sonrisa sarcástica.

Cuando bajo las escaleras me encuentro a mis tres hijos en el salón: Nico está dándole toques a un pequeño balón de fútbol y Lucas y Adri están jugando al parchís.

- Buenos días mis niños- saludo con una sonrisa.

- ¡Mami!- exclama Adriana acercándose para que la coja en brazos.

- ¿Vamos todos a desayunar?¿Os apetecen tortitas?- pregunto ya con la pequeña en brazos.

- ¡Sii!- dicen todos a la vez causando mi risa.

Every girls dream - Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora