Relaxing time

12K 1.3K 226
                                    

                Narrado por Jimin

En la búsqueda de la felicidad, la estabilidad mental y el amor propio he experimentado muchas emociones que han traído con sigo un millón de cosas más. El tratar de aceptar mi cuerpo como es ahora, el ver cómo fui anteriormente; pasando por extremos distantes. El sentir que nunca nadie me amaría ni desearía, logrando que incluso yo mismo me impidiera disfrutar de muchas aventuras.

Fueron dos intentos fallidos de experimentar lo que mi yo lector de novelas apasionantes quería, resultando como dije anteriormente: en fracasos.

Todo eso hasta que Jungkook llegó a mi vida...

Si pensaba que mis emociones y sentimientos eran explosivos, él los llevó a otro nivel, experimentando deseo desenfrenado, celos, nostalgia al extrañarlo, necesidad de verlo, ansias de contacto físico y palabras de afirmación y cariño.

Tal vez pido más de lo que él me puede dar pero si en algún momento esto se termina, quedará en mi memoria todo lo que me hizo sentir y podré decir con convicción "lo viví".

                                ~

El fin de semana llegó como si yo mismo hubiese presionado al reloj para que corriera. Mi boleto estaba pago y Jungkook me esperaría en su departamento para salir esa misma madrugada a dónde estaríamos posiblemente hasta el lunes.

Cómo cada vez que lo iba a ver: mi corazón se sentía emocionado.

Abordé el avión llegando un par de horas después. Su chófer me recibió llevándome al departamento y, tal y como cuando nos conocimos, me esperó frente al ascensor; recibiéndome con un abrazo.

— ¿Qué tal el viaje? — preguntó quitando el bolso de mi hombro. Me gustó esa acción.

— Fue rápido, ¿ya tú tienes todo listo?

— Sí. Dentro de poco nos vamos.

— Vale — me senté en el mueble y miré el departamento, recordando que la última vez que estuve ahí, nada había salido bien. Sin embargo, respiré profundamente tratando de dejar el pasado atrás y disfrutar el presente.

Poco después estábamos subiendo a la camioneta, el destino era un templo situado al rededor del monte Fuji. Y el tiempo de viaje sería de dos a tres horas en coche.

— Durmamos un poco — dijo poniéndose un antifaz para recostar la cabeza en mi hombro. Yo me quedé paralizado y llevé el mismo brazo en dónde se apoyó, hacia su cara, para dejar caricias en su mandíbula marcada.

Para mí fue imposible dormir, mis pensamientos no me dejaron, por eso saqué mi teléfono para tomar fotos y apreciar el camino.

Salimos de Tokio temprano en la mañana cuando el sol apenas se estaba  asomando por el horizonte, supongo que eran más de las cinco. Las calles de la ciudad estaban tranquilas y poco a poco nos dirigimos hacia las afueras de la bulliciosa metrópolis. A medida que nos alejábamos de los rascacielos y las luces brillantes, el paisaje comenzó a cambiar.

El camino se extendió frente a mis ojos, serpenteando a través de las colinas y los campos verdes. Con cada kilómetro que avanzamos, la vista se volvía más pintoresca. Los edificios bajos y los suburbios daban paso a paisajes naturales y pueblos pintorescos. A pesar de haber estado anteriormente en Japón, nunca había tenido tiempo para turistear.

A medida que nos fuimos acercando al Monte Fuji, el paisaje se tornó cada vez más impresionante. Las colinas se convirtieron en montañas y los campos en densos bosques. La carretera se elevó gradualmente, ofreciéndonos vistas panorámicas de la belleza natural que nos rodeaba.

PRECOP  - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora