capítulo 45

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Ya arriba me giro para mirarlo, queriendo encontrar una respuesta a mis dudas sin embargo lo único que hace es levantar los hombros y seguir.

Antes de llegar adónde se encuentran todos, me detiene.

Habla suave, un tono que solo yo puedo escuchar.

—Sé que es precipitado pero, ¿te casarías conmigo?, ahora en este instante.  —me descoloca por completo con sus palabras mientras él espera ansioso mi respuesta.

Claro que quiero casarme con él pero así de ya y precipitado, sin una previa planificación, ahora que lo pienso planificar a largo tiempo no es lo mío, pero aun así no estoy lista, luzco terrible, al menos no apta para una boda, al carajo, que más da si llevo tacones o tenis el día de mi boda, un vestido de novia o jeans, me encuentro con las personas que más quiero y son importantes para mí y me casaré con el amor de mi vida, siendo así, cualquier día o momento es indicado.

—Claro que sí mi amor. —Quita su cara de preocupación al escuchar mis palabras. Nos besamos apasionados, sintiendo sus manos ceñirse en mi cintura, hasta que escucho la voz de mi amiga.

—Por favor guarden algo para la Luna de miel o que al menos se encuentren solos. —hace un gesto de desaprobación y me toma de la mano —Tú y yo tenemos que arreglarte para tú boda ya está todo listo. —levanto la mano para saludar al resto de las personas ya que sin darme oportunidad de hablar me lleva a jalones al camarote.

—Porque no me dijiste nada sobre todo esto. —finjo estar molesta con ella.

—Lo siento pero dijo que te quería dar la sorpresa. —sonríe nerviosa —Pero mira yo elegí tú vestido espero te guste. —chilla emocionada.

Sonriendo le doy las gracias cuando me muestra el vestido.

Me deja sola para que me cambie, después regresará para ayudarme con el cabello y maquillaje.

Me siento en la orilla de la cama dejando el vestido en mis piernas, debería cambiarme rápido ya qué solo falto yo, pero en cambio trato de relajarme admirando la elegante habitación en color blanco, que hace contraste con el color café y el caoba del piso.

Estando sola en el camarote, los nervios comienzan hacer de las suyas, hiperventilo al sentir falta de aire, la manos me sudan, mi ritmo cardíaco es irregular, el cosquilleo en la boca del estómago no cesa por más que intento tranquilizarme, ya he caminado de un extremo a otro, una y otra vez que estoy a nada de hacer un agujero en el piso, pero quien mierdas no estaría nerviosa, estoy a sólo unos minutos de casarme no lo puedo creer.

—Puedo pasar hija. —La voz de mi madre me regresa del transe en el que me quedé cuando observaba el vestido sobre la cama.

—Sí adelante.

—Que pasa porque no te has puesto el vestido. —cierra la puerta preocupada. —Ya no quieres casarte, si no estás segura no tienes porqué hacerlo todos respetaremos tú decisión. —increpa.

—Nada de eso, estoy muy segura de lo que voy hacer, solo que..., estoy muy nerviosa y no sé porque. —meto las manos entre el cabello.

— Mi niña, yo también estoy muy emocionada y feliz por ti. —me abraza y comienzo a llorar no sé la razón, me siento feliz, asustada, vulnerable, tengo una combinación de emociones dentro de mí, que me estoy volviendo loca. —Tranquila, es normal sentir nervios el día que te vas a casar. —limpia mis lágrimas.

—¿Lo amas?. —cuestiona relajándome con su sonrisa.

Carraspeo.

—Sí. —afirmo sin dudas.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora