capítulo 25

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Jessica:

El viaje al aeropuerto fue muy relajante logré quitar el estrés  que traigo sobre mis hombros, por eso amo la música y al parecer él ya comienza tomar gusto a mi música, no lo puede negar cuando lo sorprendí en varías ocasiones cantando y tarareando, tamboreaba con sus dedos el volante al ritmo de la música.

—Princesa. —me extiende la mano para ayudarme a bajar del auto como todo caballero que siempre es conmigo. Deja un beso tierno en mis labios para después pasar su brazo sobre mis hombros mientras caminamos hacía el avión.

—Señor Collins, señorita, será un placer llevarlos a su destino, suban por favor. —nos saluda el piloto el mismo con el que viajamos la otra ocasión en Hawaii.

—Hola Spencer, luces bien.

¡huy!, me parece que no debí decirle eso, mis palabras provocaron el sonrojó del piloto y el disgusto de Vladimir que me empuja en las escaleras para que suba de inmediato, el piloto es un hombre guapo yo no tengo la culpa y el uniforme le hace ver bien, ya adentro me acomodo en uno de los cómodos y lujos asientos de piel quitándome los zapatos para subir los pies al asiento, lo sigo con la mirada hasta que se sienta quedando frente a mí.

—¿A caso te gustó el tipo?, vas a coquetear con todo hombre que te parezca guapo, lo haz visto en dos ocasiones y ya lo estás tuteando, conmigo tardaste meses para llamarme por mi nombre, meses Jessica, meses... — dramatiza, está molesto y celoso su tono al hablar lo delata.

—Solo quise ser amable con el hombre, eso no quiere decir que me guste. —doy mi argumento lógico mientras que él cuenta hasta diez apretando la mandíbula y dando un masaje en el puente de la nariz haciendo respiraciones pausadas, es muy impaciente e intolerante, ya entiendo porqué Steve lo llama limón.

Amargado si esa es la mejor palabra. Dejaré que se le pase.

Nos interrumpe la azafata dando las indicaciones para el despegue. Ya en el aire, quito en cinturón de seguridad y me siento junto a él, que está serio mirando por la ventanilla con el entrecejo fruncido (mejor dicho encabronado) y sin dirigirme la palabra, como un niño haciendo berrinches, sólo me ve con él rabillo del ojo cuando me siento a su lado pero me ignora, por más que le hablo.

—¡Vladimir!..., te estoy hablando con una mierda..., puta madre estoy aquí..., no me tienes porque ignorar carajo. —ya estoy molesta y si piensa que le voy a seguir rogando está muy equivocado, si no me quiere hablar el resto de la semana que no lo haga. Regreso a mi asiento al no obtener respuesta de su parte.

—Te he dicho que no digas malas palabras. —habla después de un rato, después de que se le desinflamaron los huevos al señor, pues ahora que se vaya a la mierda. No respondo a su comentario sólo le enseño el dedo medio, sonríe regresando su mirada a la ventanilla.

Pero de qué putas se ríe, que es lo gracioso, grandísimo pendejo.

Se acerca la azafata con él, yo ignoro lo que le dice o tratan entre ellos, no me interesa en lo absoluto, no quito la mirada de la ventanilla, hasta que escucho que habla dirigiéndose ahora a mí, imagino que es para ofrecerme algo de beber e iba a responder que no, pero antes de que pudiera hacerlo me entrega una pequeña caja negra con un moño rosa, "un regalo" y no creo que sea del piloto.

¡Hay Collins!, sí que eres ridículo, estamos frente a frente y no me lo puede entregar tú. prefiere seguir haciéndose el digno.

Le doy las gracias y una sonrisa forzada, en cuanto se va aviento la caja en el asiento de al lado. Minutos más tarde casi me estoy durmiendo, cuándo escucho su ronca voz.

—No vas a abrirlo.  —me observa con una ceja elevada y una mirada retadora.

—No sé de quién sea, no recibo regalos de desconocidos, qué tal y es una bomba de algún terrorista psicópata. —ni siquiera me tomo la molestia de mirarlo cuando hablo, se hace un silencio hasta que se escucha su voz otra vez.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora