Apenas son las seis de la mañana y ya estoy despierta de hecho no puede dormir bien, tanta azúcar en mi cuerpo me quito el sueño, después de cenar me comí la mitad del pay, seguido de muchos brawnies, helado, creo que estoy envejeciendo mi tolerancia a la glucosa ya no es la misma.
Aprovecho el momento y observó el amanecer desde el balcón, me encanta, es sencillamente maravilloso es como si el sol estuviera saliendo del mar, su brillante aurora comienza a iluminar el cielo haciendo reflejar sus dorados rayos en él espejo del mar.
De pronto siento sus manos pasar por mis hombros y cubrirme con una frazada quedando los dos entre ella, acomodo mi espalda en él al igual que mi cabeza y juntos abrazados admiramos lo que tenemos al frente, ahora todo es perfecto, no pido más.
—Ya ansío la hora de hacerte mi esposa. —con voz sensual susurra en mi oído. Volteo sin salir de su agarre y busco su mirar, contemplando sus ojos que tienen el mismo color del mar.
—Recuerda que lo haremos con calma. —me paro de puntillas para besar su barbilla (lo que intenté fue alcanzar sus labios pero no pude, a veces es desesperante tener esta estatura.)
—Porque no pones una fecha en esté momento, deja torturarme. —parece ansioso por tener algo fijo, quizás este pensando que me estoy arrepintiendo, pero eso jamás, lo amo tanto y sé que él a mí que no necesito buscar mas, es el hombre con el que quiero estar toda la vida.
—Mmm..., te parece bien si lo hacemos el veinte de julio. —propongo la fecha en la que comenzamos hacer novios. Ladea sus labios en reacción de disgustó a mí propuesta.
—Son casi diez meses además fue la boda de tú prima, no me parece buena idea, mejor el día que te vi en el antro. —frunzo la nariz de disgusto, esa fecha ya está muy usada, yo no pienso celebrar mi boda en él cumpleaños de mi amigo y en el aniversario de mi amiga. Sin dudarlo contesto que no.
—Mejor la fecha en la que te vi por primera vez. —propongo con convicción y la proyección de su sexi sonrisa me dice que le agrada. Quizás no fue un momento muy grato recordar, pero fue nuestro momento, el día que tropecé literalmente con este adorable arrogante.
Me da un beso en los labios para sellar nuestro pacto y después poco a poco sus labios se curvean en una sonrisa diabólica.
Sin darme cuenta me ha envuelto en su juego ya que se supone que nos casaríamos en un año o más.
—Eres un maldito tramposo. —achico los ojos y le doy un golpe en su desnudo torso.
—En el amor y en los negocios todo se vale. —Creo que así no era el dicho pero se lo perdono, se agacha para besar mis labios y le correspondo dejándome guiar por sus labios.
De un solo movimiento quita la frazada para después del nudo que puse a la bata, dejando resbalar de golpe la suave tela por mi piel hasta llegar al piso, quedando mi cuerpo desnudo, los besos aumentan de intensidad mientras que en sus ojos se expresa la lujuria, la perversión y el deseo sin embargo acaricia mi espalda con las yemas de sus dedos con tal delicadeza como si mi piel quemara hasta llagar al trasero lo estruja pegando más nuestros cuerpos dónde puedo sentir su apetito sexual, ansioso me carga entre sus brazos para llevarme adentro sin dejar de besarme.
Después hacer el amor al amanecer con el hombre que amo, nos quedamos un rato más dormidos en la cama éste es buen comienzo de día o lo era hasta que mí papá nos despertó para llevarse a Vladimir no sé a dónde demonios.
Me hubiera gustado haber grabado su cara cuándo adormilado se dió cuenta que era mí papá el que tocaba la puerta, pero tenía mucho sueño, luego del sobresalto se dió un fugaz baño y se fue sin siquiera despedirse incluso olvidó su móvil creo que el susto o los nervios pusieron algo lento su cerebro ya que éste hombre se olvidó de lo que es más importante en su vida y no estoy hablando de mí.
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La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA]
RomanceJessica Miller de 24 años, una joven linda, sencilla, divertida e independiente, en una situación poco agradable y algo vergonzosa conoce al multimillonario Vladimir Collins, un hombre maduro y antipático, que después de conocer a Jessica y a pesar...