La risa estruendosa de mi amiga, estoy Segura se puede escuchar desde la entrada del edificio donde vivo.
Hace unas horas pasé a recoger a Jaqui al aeropuerto, se quedará a dormir conmigo el fin de semana, su visita se debe al cumpleaños de nuestro amigo Bruno que festejaremos hoy en la noche. En el trayecto compramos pizza y en cuanto llegamos al departamento comencé a practicarle todo lo que me paso esta semana pero por sus carcajadas, ella parece estar disfrutando mis desgracias.
—Con amigos como tú y Bruno no necesito enemigos —me quejo recargando la espalda en el sofá. Con respecto a Bruno le mandé un mensaje cuando salí de la reunión lo primero qué hice fue platicarle lo del accidente de la mañana que tuve con Collins y que resultó ser el mismo sujeto del café del lunes, y que recibí a cambio muchas caritas riendo con lágrimas.
Vaya amigos.
—Perdón amiga, pero estas cosas sólo te pasan a ti, cagarla dos veces con el mismo sujeto y luego..., —trata de controlarse y limpiarse las lágrimas de la risa, apenas y puede hablar.
Vuelco los ojos en un tedio que no puedo ocultar, esto es espantoso y lejos está de causar gracia, pero claro como no les pasó a ellos, es fácil burlarse de las desgracias ajenas.
—Hay ya, perdón, y bien, mejor dime ¿es guapo?, ¿sexi?, ¿sexi-feo? o solo feo. —cuestiona aclarando su garganta. sube los pies al sillón y mete por completo lo que le quedaba de pizza a la boca. ya se había tardado en preguntar algo así, pero prefiero contestar esto, que seguir escuchando su risa gangosa y los ruidos de cerdo que hace al reír.
—Es alto, blanco, su nariz es larga con un ángulo perfecto, cejas tupidas, un color de ojos y una mirada que ¡Ah!... Pero amiga, sus labios son, perfectos, carnosos en tono rosado, lo he visto en dos ocasiones y siempre luce impecable, en unos de esos trajes carísimos, reconozco que es muy guapo, de buen cuerpo, pero es nefasto, lo arrogante le quita todos sus atributos. —le digo dando un largo suspiro.
—Pues para caerte mal, te has esmerado por describir muy bien al arrogante. —abre más los ojos, mirándome como un bicho raro.
—Mejor acompáñame a mi habitación para mostrarte lo que me voy a poner. —la jaló de la mano para levantarla del sillón y así desviar el tema de conversación ya no quiero seguir hablando de él.
—Es enserio Jessi, con eso parecerás monja, te recuerdo que iremos a un antro no a misa, vete a bañar que yo me encargaré de todo lo demás —me lo dice horrorizada, poniendo sus brazos en la cintura, negando con la cabeza sin dejar de observar lo que tengo sobre la cama. Yo en cambio la miro sorprendida por su drama y a su vez con algo de miedo, estoy segura que escogerá algo muy corto y escotado, pero eso me pasa por pedir su opinión.
Resignada me meto al baño lo dejaré todo en sus manos, aunque yo no le veo nada de malo a mis jeans y a mi blusa. Ya que más da, ahora tengo que usar lo que ella diga.
Salgo del baño y sobre la cama veo un hermoso vestido azul obscuro, sin pensarlo mucho me lo pongo, esta ajustado, pero cómodo, me llega a media pierna, el escote lo tiene en la espalda dejándola por completo al descubierto, escojo unas zapatillas negras muy altas (a lado de Bruno y Jaqui no quiero parecer un tapón de alberca) y cómo mujer prevenida vale por dos, en mi cartera guardo unas zapatillas de piso no creo aguantar toda la noche con semejantes taconzotes. Planchó un poco mi cabello y puse un maquillaje ligero terminando con brillo para mi labios, me miro al espejo y me agrada mucho lo que veo, el vestido está hermoso no sé de dónde lo sacó Jaqui por qué yo no recuerdo haberlo tenido guardado, quizás es de ella.
Voy a la habitación contigua para preguntar si ya esta lista, toco la puerta un par de veces y cuando habré la puerta me mira con la boca abierta, recorriendo mi cuerpo con la mirada, algo extraño, yo reviso si no me puse los zapatos al revés o a lo mejor el escote del vestido era hacia adelante, o quizás el maquillaje es muy exagerado.
—Te vez hermosa y sabrosa, sabía que ese vestido te quedaría muy bien. —me dice mientras me toma de la mano para hacerme dar una vuelta.
—Gracias amiga me gustó mucho, tú también te vez hermosa. —el vestido de ella es igual al mío pero en negro. Eso me recuerda a cuando éramos niñas, de alguna manera convencimos a nuestros papás que nos comprarán la misma ropa, siempre decíamos que éramos gemelas y la gente que no nos conocía si llegaba a pensar que ella y yo éramos hermanas, de hecho somos muy parecidas, lo que nos hace diferentes son los ojos color miel y la estatura de ella que con sus largas piernas bien podría ser modelo en lugar de médico.
—El taxi está por llegar —argumento después de halagar lo bien que se ve.
Sobre mí auto, pasaré todo el fin de semana sin él, mí ajustador dice que lo entregarían el lunes o martes, no fue gran cosa lo que le paso, solo necesita pintura y no se que más, pero como es fin de semana, ya sabrán.
—Ya estoy lista —me dice terminando de poner las zapatillas y tomando su cartera
Mientras esperamos en la sala, Jaqui nos toma fotos para subirlas a Instagram, a ella le gusta mucho subir todo a sus redes sociales, cada paso que da para ser exactos. Yo no soy mucho de eso, quizás porque siempre ando con el estrés del trabajo y por eso es que no tengo tiempo para eso.
Una vez que llega el taxi por nosotras, le enviamos un texto a Bruno avisándole que estamos por llegar. Al hacerlo él ya nos esperaba en la entrada del antro algo desesperado por nuestra tardanza, pero no molesto todo lo contrario se pone muy feliz al vernos.
—Amiga que gusto verte, te extraño mucho. —le dice a Jaqui mientras la abraza con sus musculosos brazos atléticos, un tiempo se le metió la loca idea de ser fisicoculturista, pero como siempre no terminó lo que empezó, al menos consiguió un buen cuerpo y muchas pretendientes que fue la razón por la cuál comenzó a ir al gimnasio.
Al darme cuenta que se han olvidado de mí, carraspeo para llamar su atención.
—A ti no te extraño, te veo casi a diario, eres odiosa —dice Bruno sin dejar de abrazarla y me saca la lengua.
—Eres un pendejo. —le muestro mi dedo medio y él sólo sonríe negando con la cabeza.
—Y como convenciste a Jessi en usar el vestido. —le pregunta haciendo un gesto exagerado de sorpresa, observándome de pies a cabeza. Él dice que yo soy su mejor amigo pero con chichis solo por mi forma de ser y hablar, claro también porque no me gustan los vestidos o faldas.
—Tengo poder de convencimiento en ella. —habla orgullosa. Los miro a los dos seria, Bruno sabe que ya me estoy cabreando, así que mejor evita seguir. Eso es ser inteligente no quiere que sus invitados lo vean con un ojo morado.
—Mejor entremos los invitados se van empezaran a preguntar donde diablos se metió el festejado. —las dos asentimos sin decir más.
—No tienen problema en compartir mesa con Steve. —Jaqui nos mira a ambos preguntándose mentalmente quien diablos es Steve.
—No hay problema —le respondo a Bruno —Steve es un amigo y socio de nuestro amigo, yo lo conocí poco después que te fuiste a hacer tu internado, comemos juntos los tres dos veces por semana, es muy buen tipo te va a caer bien.
—Tiene los mismos desajustes mentales que nuestra amiga —se burla Bruno señalándome con el dedo, estos dos juntos no dejan de hacerme bullying. —Amiga, no lo había pensado, pero tú y él hacen buena pareja deberían darse una oportunidad. —agrega en medio de una risa burlona.
No respondo a sus locuras, Steve es un hombre atractivo pero demasiado inmaduro, es un adolescente de quince años atrapado en un cuerpo de adulto. Yo con él jamás.
Después de sus impertinentes palabras le seguimos el paso, el antro no es muy grande, pero si sofisticado, el obscuro lugar es iluminado con luces neón de colores, al fondo se puede ver el bar y en medio la pista de baile, esto esta casi lleno nunca imaginé que mi amigo conociera tanta gente.
Nos lleva hasta el área VIP y antes de llegar a la mesa Steve se percata de nuestra presencia, de inmediato se levanta de su lugar para saludarnos, primero lo hace conmigo y cuando Steve iba hacer lo mismo con Jaqui se detiene unos segundos, la observa con admiración y le da un beso en el dorso de su mano susurrando algo que sólo alcanzó a escuchar ella, mi amiga ante su acto se pone colorada.
—Pero que mal educado soy, no les he presentado a mi primo. —mueve su cabeza saliendo del trance en el que se encontraba.
—¡Vladimir!... —le grita a su acompañante haciendo un movimiento con la mano para que éste se acerque, yo observo atenta la cara de idiota que tiene mi amiga al tener a Steve de frente creo que estos dos se han gustado y algo me dice que pasaré la noche solita. Por otro lado no me percato en que momento llega la otra persona hasta que escucho hablar a Steve.
—Ella es Jessi y su amiga. —al escuchar mi nombre volteo para saludar.
Y ahí esta mi maldición, sí, la maldición Collins, mejor calificativo no pude encontrar, me ha perseguido toda la semana, aunque reconozco que se ve muy guapo incluso sexi, a pesar de no traer corbata o un traje más formal, en este momento trae abiertos los botones de arriba en su camisa, cosa que hace resaltar sus músculos, pero sin perder el porte y elegancia de su persona, un monumento de hombre es lo que tengo frente a mí.
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La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA]
RomanceJessica Miller de 24 años, una joven linda, sencilla, divertida e independiente, en una situación poco agradable y algo vergonzosa conoce al multimillonario Vladimir Collins, un hombre maduro y antipático, que después de conocer a Jessica y a pesar...