capítulo 36

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Vladimir:

—Porque demonios me haces esto. —cuestiona furiosa una voz femenina entrando a mi oficina, seguida de mi secretaria que nerviosa intenta sacarla.

—Lo siento señor, no me dio oportunidad de reaccionar pero ahorita mismo llamó a seguridad. —habla angustiada, temiendo mi enfado con ella.

Sin embargo ella no tiene la culpa y logro entenderlo antes de gritarle colérico.

—No es necesario, yo puedo atender a la señorita Harrison, solo que no vuelva a ocurrir. —asiente y se retira dejándome solo con esta mujer que sé perfectamente el motivo por el cual está aquí y espero no se convierta en un maldito dolor de cabeza.

A inicios de semana Jessi dijo algo que me dejo sin palabras y muy enojado, no con ella sino conmigo, como puedo permitir que el personal de esta empresa la trate mal, de alguna manera en poco tiempo será mí esposa. Harrison debería estar agradecida de que no la haya despedido antes, aún así se atreve a tener ese tipo de comportamiento con ella.

Claro está qué lo más importante para mi es Jessi, al día siguiente, sin miramientos de ningún tipo le pedí al jefe de recursos humanos que preparan el despido de Harrison mi anterior secretaria y la cual indirectamente me ha causado muchos problemas con Jessica, y aunque en realidad no tengo ningún problema grave con ella, ya se ha hecho alguna que otra queja laboral de ella respecto al trato con las personas, así como con Jessi y yo no puedo permitir esas faltas de respeto.

—Y bien Harrison, a que debo la intromisión de esa manera a mi oficina. —lo digo molesto mientras la observo sentarse en una de las sillas quedando frente a frente. Acomoda su escote resaltando más su busto quizás creyendo que puede provocar algo en mi y con una mirada coqueta hecha su cabello hacía atrás antes de hablar.

La observo pensando, dónde habrá quedado la dignidad de ésta mujer. Lo único que está logrando es terminar con mi paciencia.

—Porque haces esto, acaso no recuerdas viejos tiempos. —con voz melosa intento de sexi, acaricia la mano que tengo sobre el mouse pero la quitó de inmediato y me levanto de la silla incómodo, tenso, quizá porque su coquetería me asquea.

—Si lo dices por tu despido, es porque ya no eres indispensable aquí, se te dará lo justo por tus servicios prestados a la empresa todo éste tiempo. Cualquier otra duda lo puedes aclarar en recursos humanos, yo estoy bastante ocupado como para atender tonterías. —detengo mi caminar detrás de ella y en cuanto voltea le muestro la puerta para que salga.

Sus ojos se comienzan a cristalizar queriendo que yo caiga en su chantaje.

—La mocosa con la que sales no se que trae en mi contra, estoy segura fue la que te dijo que me despidieras, se creé toda una diva porque sale contigo, siempre que viene a la empresa es muy grosera, prepotente.... —se para frente a mí, con un fingido pesar, pensando quizás que soy un idiota.

Doy un masaje en el puente de la nariz tratando de tranquilizarme.

—Es mejor que no sigas hablando, no voy a permitir que la insultes, tú aquí no eres nadie, así que sal de esta oficina ahora mismo. —conozco a la perfección a Jessica y ella no es así, mientras no la provoquen claro.

A nada de perder los estribos y ser grosero con ella, la tomo del brazo siendo brusco e intento a empujones llevarla hacía la puerta, pero en sus movimientos logra zafarse y a cambio acorta la distancia entre nosotros, juguetea con mi corbata pegando más su cuerpo para intentar seducirme.

Sus pestañas postizas se abaniquean de arriba mientras muerde su labio inferior.

Al principio me molesta pero al tenerla así de cerca y apreciar su exceso de maquillaje, sonrió, recuerdo como la imita Jessica con movimientos exagerados iguales a éstos llamándola teibolera plastificada cada vez que habla de ella (en que momento me puede enredar con una mujer así de vulgar cuando ni es de mi agrado).

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora