Los días, semanas, meses se han pasado súper rápido, entre el trabajo y la organización de la boda que en un abrir y cerrar de ojos estamos a sólo seis semanas de contraer matrimonio, siento que entre más se acerca la fecha los nervios, el pánico, al igual que la inseguridad aumentan no tanto por el evento, más bien por el que será de nuestra relación, no tengo duda de su amor o del mío eso está más que claro, pero tengo miedo que las cosas cambien con el matrimonio y nuestra relación se convierta monótona como muchas, que la magia se termine y entonces llegue el arrepentimiento. Deben pensar que soy una loca paranoica de mujer, quien se preocupa por eso a estas alturas, pero esas locas ideas no puedo sacarlas de mi cabeza.
—¡Hey! Baja de tu nube, en que tanto piensas, pareces zombi, o como si tuvieras algún tipo de retraso mental. —pasa su mano sacudiéndola frente a mí, dejando una barra de chocolate en la mesa para después sentarse.
—Eres un pendejo. —le muestro el dedo medio y después tomo el chocolate que dejó para mi y comienzo a comerlo.
—A veces me pregunto que dice tú afamado futuro marido de tu elegante forma de hablar. —Junta sus manos en la mesa y recarga su barbilla, con una mirada pensante.
En ocasiones cuando se comporta así de pesado no lo soporto.
—No dice nada porque me ama. —le respondo casi de inmediato a Andrew, el mismo sujeto de manos largas que meses atrás conocí en ese bar dónde me divertí mucho y después de todo no término tan mal mi día. Que recuerdos.
Bien, ahora la pregunta del millón, ¿Que hace Andrew alías el vagabundo aquí?, pues bien, él es editor en jefe de la revista, nos encontramos a la hora del almuerzo en el comedor de la empresa el primer día que comencé a laborar aquí.
Flashback:
—¿Jessica cierto?.
Elevo la mirada confundida dejando de comer mi hamburguesa, observo la placa de su nombre en su saco sin responder "Andrew Sparrow", algo en él me es familiar pero no sé que demonios, quizás sólo es el apellido que es igual al personaje de piratas del Caribe.
—¿No me recuerdas?. —pregunta fingiendo indignación el simpático joven con una ligera sonrisa en sus labios a lo que respondo con una negativa, bebiendo un poco de la soda a través del popote.
—Eso se irá directo a tus caderas y abdomen, sabías. —hace una alusión a lo que como, para después sin avisar o pedir permiso sentarse a mi lado.
Este idiota es demasiado confianzudo yo no he pedido su compañía sólo quiero terminar mi almuerzo para regresar a mis labores, además cómo se atreve a meterse con mí comida e insinuar que estoy gorda ahora mismo se a ganado todo mi odió, nadie absolutamente nadie se mete con mis sagrados alimentos.
—Eso es algo que a ti no te importa. —diciendo esto lo ignoro dando otra mordida a la hamburguesa y con la boca llena vuelvo hablar —y sí me disculpas tengo que terminar de comer tengo mucho trabajo.
vuelve a sonreír.
—Soy Andrew nos conocimos en el bar de Carlos. —habla haciendo gestos y elevando los ojos, mis neuronas comienzan hacer su trabajo comenzando a buscar archivos, algo que me lo recuerde hasta que... ¡bingo!..., el mañoso ¡Wow!, me ha dejado con la mandíbula hasta el piso, atragantándome con el bocado que traigo en la boca, su aspecto es muy distinto no cabe duda que bañadito se ve más bonito ese día si era idéntico al capitán "Jack Sparrow" pero ahora parece modelo, su barba recortada, el cabello aún largo pero bien recogido resaltando sus ojos color verde detrás de esos lentes que le dan el toque nerd, el traje negro, zapatos de vestir, creo que estando sobrio no se ve nada mal, no es mi tipo pero sé reconocer qué luce bien.
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La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA]
RomanceJessica Miller de 24 años, una joven linda, sencilla, divertida e independiente, en una situación poco agradable y algo vergonzosa conoce al multimillonario Vladimir Collins, un hombre maduro y antipático, que después de conocer a Jessica y a pesar...