Capítulo 43

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—Te propongo algo. —trató de hablar con él sin perder los estribos y sin llegar a los límites, algo que sea conveniente para ambos.

—A que te refieres. —responde aún molesto, renuente de querer escuchar mi propuesta.

—Bueno antes de plantear mi maravillosa idea quiero dejar en claro algunos puntos en nuestra relación. Solo son detalles que nos harán tener una mejor relación.

Frunce el entrecejo al escucharme, sin embargo, presta toda atención a lo que voy a decir.

Siendo así dejó caer mi hermoso trasero en el sofá frente a él y aclaro la garganta para poder comenzar.

—Número uno: nunca vuelvas a elevar tú tono de voz conmigo.— sin duda eso es lo que más me irrita

—Número dos: deja de tratarme como una estúpida niña y quererme dar órdenes, joder Vladimir soy tu pareja no tu hija. —lo tenía que decir hay ocasiones en las que siento que competimos por quién es el que manda en la relación y eso no ésta bien. Aquí entre nos, yo soy quién lleva las riendas de la relación y siempre se hace lo que yo quiero pero no tiene por qué saberlo.

Me detengo después de decir este punto para ver su reacción y si es conveniente seguir y al ver que ha relajado sus facciones y ahora no está molesto sólo procesa la información, prosigo.

—Número tres: no necesito que me pongas condiciones para estar contigo, recuerda que si estamos juntos es por el amor que nos tenemos. —hago un gran énfasis en éste punto en especial dado a que sus exigencias nos han puesto aquí.

—Número cuatro... —dejo de hablar ya que cuándo estoy por empezar con este punto se levanta del sofá.

—¿Adónde vas?. —cuestiono confundida.

—A la cocina por un café por lo que veo esto va para largo, o acaso esta prohibido en alguno de tus puntos. —responde burlón caminando hacia la cocina puedo ver incluso como se forma una sonrisa en sus labios, mientras tanto yo me quedo como idiota viendo como mueve el trasero cuando camina desapareciendo de mi campo dé visión.

Después de un largo rato, por fin llega con un sándwich de jamón y un vaso de jugo de naranja en sus manos, pero sólo uno, a mi no me preparo nada (yo también tengo hambre, le había ofrecido del café que preparé), lo sigo incrédula con la mirada hasta que se sienta, jamás voy a superar que no me haya traído uno al menos por humanidad.

—Puedes continuar. —habla para después dar una mordida a su sándwich lo hace tan despacio saboreando el bocado, pareciera que lo hace a propósito, de inmediato mi estómago hace protesta rugiendo más fuerte que un león. No le deseo el mal pero ojalá le de diarrea después de comerlo de esas dónde no puedes dar un solo paso fuera del baño.

—En que me quedé. —así ya recuerdo. —número cuatro...

Le explicó con detalles cada uno de los puntos hasta el..., bueno no sé que número ya perdí la cuenta de cuántos puntos llevo o cuales fueron los primeros puntos que hablé con él, ahora que lo pienso soy una estúpida debí haber grabado todo para que después no resulte con lagunas mentales el señor.

Él por su parte esta bostezando y casi se le cierran los ojos del sueño, ¿que está insinuando?..., bueno lo importante es que ya terminé.

—¡Hey!, no te duermas te estoy hablando, ¿me has puesto atención?. —se asusta dando un brinco obligándolo a ponerse de pie cuando le hablo fuerte, lleva sus manos a la cara frotándose para despertar.

Cínico desvergonzado.

—Claro que si preciosa, estuve atento a cada una de tus palabras, pero no me has dicho cuál es la propuesta que querías hacerme. —no sé porque no puedo creerle, es pésimo mintiendo, escudriño su rostro ante su risa nerviosa.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora