capítulo 7

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Vladimir:

No soy mucho de este tipo de lugares, no me gusta bailar soy un asco haciéndolo, tengo dos pies izquierdos, sin embargo no sé porque demonios me dejé convencer, ésta mujer me hace perder la objetividad del realismo, será porque es una mujer hermosa en toda la extensión de la palabra, bueno tampoco es que cualquier mujer bonita y con buen cuerpo logré persuadirme así de fácil.

Ella me ha dejado sin palabras y sin el sentido de la razón desde que la vi en ese vestido que favorece su figura y deja apreciar cada una de sus curvas, su cabello suelto y largo marca cada una de sus finas facciones en su rostro, sin olvidar mencionar que esos delicados y provocativos labios, me están tentando a besarlos desde que llegó, no está mal la idea comprobar como sabe un beso de ella. Pero claro me vería como un maldito pervertido.

Esto no quiere decir que esta mañana no lucía hermosa, me he dado cuenta que ella se vería bien así le pusieran un traje de plomero, simplemente sabe distinguir bien su manera de vestir, me parece una mujer muy cuidadosa en este aspecto.

Como sea, no puedo dejar de admirarla con discreción, para no llamar su atención o asustarla.

Hace unos momentos, parecía estar tensa y en la mayoría absorta en sus pensamientos, tanto que estuve tentado a irme para que ella se sintiera cómoda, en cambió ahora baila y sonríe despreocupada; ésa sonrisa que embelesa, creo que eso es lo que más me gusta de ella, aunque enojada se ve graciosa, se pone roja e infla los cachetes, seria difícil definir que es lo más lindo en ella, es un sin fin de caracterizaciones y camaleónicos cambios de humor que me gustaría seguir conociendo.

Pero sigo sin entender como demonios le hace para bailar tanto con semejantes tacones sin cansarse, yo que no los uso ya me cansé.

Luego de un rato intentando seguir su paso, jadeando como perro después de un maratón, trato de decirle que nos sentemos un rato, pero no me alcanza a escuchar por el ruido de la música, se acerca más a mí para escucharme mejor, pero cuando lo hace se le dobla su zapatilla, siendo su primer parada el suelo, sin embargo gracias a mí gran habilidad logro sujetarla a tiempo, pegando involuntariamente su menudo cuerpo al mío, levanta su rostro apenada y es ahí, donde me pierdo por segunda ocasión en esas dos grandes esmeraldas que tiene por ojos, y no la culpo sus ojos son hermosos, cautivantes, de nuevo las ganas de besarla aumentan con frenesí pero no se de donde carajos saco esa fuerza de voluntad para contenerme, la veo parpadear un par de veces, sus grandes pestañas se mueven como abanicos de arriba a bajo y entonces reacciono.

—Vamos a sentarte, ¿te duele mucho?, ¿si puedes caminar? o si quieres te puedo llevar cargada. —si por mi fuera ya la hubiera cargado pero no me quiero ver como un aprovechado.
—¡No!..., gracias, sí puedo caminar. —contesta casi de inmediato, pero no me importa su respuesta, mi pregunta solo fue cortesía, sin más la levanto del piso sosteniéndola en mis brazos ella se sujeta de mi cuello, y dice algo entre dientes quejándose por mi acción. Es algo testaruda.

Llegamos a nuestro lugar, la siento con mucho delicadeza para evitar lastimar, reviso su pie mientras quito con mucho cuidado la zapatilla, hace unos gastos de dolor y dice muchas malas palabras mientras lo hago, quizás no soy médico pero sé cuándo algo no anda del todo bien, por eso me ofrecí a revisar.

Bueno, me parece el pretexto perfecto y más discreto para tenerla más de cerca y no dejar de sentir el roce con su delicada piel qué me hace estremecer, es tan suave, tersa, eriza cada centímetro de mí piel, y claro con todo esto el cuerpo comienza a reaccionar, incitándome a seguir, pero me logro contener y actuar con naturalidad.

Después de cerciorarme que está bien me disculpo un momento para ir al baño.

Mojo mi cara con el agua fría que sale del grifo para aclarar un poco mis ideas, no sé que me esta pasado con esta chica.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora