capítulo 33

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—Fue un placer hacer negocios contigo Collins. —le dice el señor Williams al tiempo que estrechan sus manos.

—Sin dejar de mencionar que eres un afortunado al tener a tan maravillosa y hermosa mujer contigo. —se dirige a mí. Cómo respuesta me limito a una hipócrita sonrisa.

Vladimir tensa la mandíbula a su comentario.

—Lo soy. —afirma Vladimir serio —Y tú también lo eres deberías halagar de la misma manera a tú mujer.

El hombre no contesta nada solo observa con desagrado a su esposa de pies a cabeza, situación incómoda para todos hasta que le pido ha Vladimir que salgamos del lugar.

La cena fue todo un éxito, tal y como él lo esperaba, consiguió por fin comprar la cadena de hoteles que tanto le interesaba desde hace meses, yo creí que jamás lo lograría ya que el sujeto es un hueso duro de roer, Vladimir no era el primero en hacerle una propuesta y por supuesto siempre rechazaba, sin embargo Vladimir es perseverante para conseguir lo que quiere, aunque eso le cueste mucho dinero. Durante la cena, cuando hablaron de la modesta cantidad de millones que Vladimir va a pagar, casi me atraganto con la comida, en cambio él se veía tan tranquilo y feliz como si estuviera comprando chocolates en una dulcería.

Hubo momentos como cuando nos despedimos que el señor Williams me cayo mal, se la paso coqueteando con cuanta mujer le pasaba en frente importándole un cacahuate la presencia de su esposa y quien ya parecía estar acostumbrada al comportamiento de su marido, quién la mayor parte del tiempo la menospreciaba, la hacía callar cuándo intentaba hablar, yo aguante las ganas de darle unas buenas cachetadas pero a ella para que abriera los ojos y se dé cuenta de la clase de gañan con el que se casó, me parece que aún está a tiempo de separarse de ese patán, que no entiendo que busca en otras mujeres si su esposa es muy guapa, buen cuerpo, piel bronceada, un cabello envidiable, espero que cuando se dé cuenta de lo que tiene no sea demasiado tarde para él, porque es más que obvio que tiene más de una amante.

Yo no soportaría un engaño y mucho menos que lo hiciera en mis narices y seguir aparentando fingir ser la pareja feliz, es algo que no va conmigo y eso es lo que son ellos sólo apariencia dudo que haya amor en esa relación.

—Amor..., puedo hacerte una pregunta y me contestas con sinceridad. —me afirma quitando la vista del parabrisas para mirarme intrigado por mis palabras. Ya vamos en el auto de regreso a nuestro nidito de amor.

—Bueno es más bien una promesa. —me observa aún más confundido que en un principio y regresa su mirada al frente prestando atención a lo que voy a decir.

—Si llegarás a dejar de sentir amor, me lo dirás en lugar de engañarme verdad. —lo veo fruncir el entrecejo y analizando mis palabras, seguro piensa que estoy loca pero después de lo que presencié esta noche, no quiero estar cerca de algo tan aberrante.

—Jessi, mi amor, por favor no digas esas cosas, yo jamás dejaría de amarte y engañarte con otra mujer ni en tus peores pesadillas pequeña. —me da calma escucharlo pero no a respondido lo que dije, así que no despegó la mirada esperando su respuesta.

Vuelca los ojos y da un suspiro.

—Pero si te hace feliz, te prometo que lo haré..., dime algo, todo esto es por aquellos dos en el restaurant.

Afirmó.

Él mueve su cabeza negando, poniendo seriedad antes de empezar a hablar.

—La relación que tienen es algo complicada no existe el más mínimo amor entre ellos, es algo en lo que ambos están de acuerdo, digamos que sólo es un contrato para darse compañía y donde ambos se benefician. —explica deteniendo el auto en el estacionamiento del edificio.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora