Hace unas semanas regresamos a new York, cumplió su promesa de acompañarme los dos meses restantes a Canadá, parecemos siameses, no nos separamos para nada, el tiempo que estuvimos separados nos sirvió para darnos cuenta de que no podemos vivir uno sin el otro.
Su apoyo ha sido relevante, me da concejos en lo laboral, lo cual agradezco, me consiente al salir de la oficina, aún seguimos trabajando en esos celos pero al final de cuentas sé que nos seguimos amando con la misma intensidad de siempre, yo también le doy mi punto de vista en asuntos de trabajo, lo acompañó a sus viajes de negocios, nos bañamos juntos, comemos juntos, que más puedo decir estamos mejor que nunca, somos felices no pido más, me regocijo al decir que en todo momento libre nos demostramos nuestro amor, por supuesto que teníamos recuperar el tiempo perdido, es enserio cuando dije que estamos juntos en todo momento.
—¿Lista? te llevaré a tú trabajo y de ahí me voy al aeropuerto. —se acerca al desayunador, terminando de acomodar su corbata para después darme un beso en la frente. Al escucharlo se forma un vacío en mi estómago.
Y es hasta entonces que me doy cuenta que con la cuchara he revuelto una y otra vez el cereal que me serví, ya parece papilla para bebé, cuando lo miro hago a un lado el plato con un gesto de asco, no me había dado cuenta de lo que estaba haciendo.
Mis ánimos y humor no son los mejores en este momento. Pero como estar bien después de que me dijo apenas hace unas horas que se va a Seattle, sin embargo, ese no es problema, lo malo es que no me pidió que lo acompañará y lo peor, no sabe por cuántos días estará ausente y lo extrañaré mucho, no me gusta extrañarlo, no me gusta estar lejos de él.
—Prometes hacer todos los días una vídeo llamada tres veces al día y contestar todos mis mensajes sin escusas tontas. —al escuchar mi empalagosa voz sonríe tomando mi barbilla con una mano, haciendo caricias con el pulgar, mis ojos se pierden en esos carnosos labios que no besare por quien sabe cuántos días pero que se me antoja devorar en estos instantes.
—Mírame a los ojos. —hago caso a su petición.
—Te prometo que no sentirás mi ausencia, estaré de regreso lo más pronto posible, te amo. —acaricia mis mejillas seguido de un beso tierno cargado de mucho amor, que cuando termina me hace suspirar como una estúpida enamorada.
Horas más tarde...
Traté de llenarme de trabajo todo el día para evitar pensar en él y enviarle mensajes, no quiero verme como una psicópata acosadora, toxica. Pero ahora que ya despeje mi mente espero ansiosa se comunique conmigo no he tenido noticias de él en todo el día, incluso es raro que no se haya comunicado para avisarme que llegó con bien, ¡y si le paso algo al avión!, o que tal y lo secuestraron los extraterrestres, (soy una loca, como si eso pudiera pasar), pero... y si esta con otra, ¡no! eso no, tengo que relajarme y pensar cosas bonitas no quiero convertirme en la versión ogro de la princesa Fiona.
Dejo de sonar las uñas en el escritorio, cierro la laptop dando un suspiro pesado, tomo mi bolso con una mano y con la otra unos documentos que revisare cuando esté en el departamento y así tener en que distraer mis locos pensamientos, pero de pronto escucho que la puerta de la oficina se abre abruptamente sin previo aviso. Es Jaqui la que me sacó un gas noble (es noble porque yo soy una princesa obvio, además desprende olor a flores).
—Eres una estúpida porque entras de esa manera, me asustaste. —llevo mis manos al pecho, calmando la respiración, puedo sentir el latir acelerado del corazón por el maldito susto.
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La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA]
RomanceJessica Miller de 24 años, una joven linda, sencilla, divertida e independiente, en una situación poco agradable y algo vergonzosa conoce al multimillonario Vladimir Collins, un hombre maduro y antipático, que después de conocer a Jessica y a pesar...