capítulo 37

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Al medio día...

—Llámala necesito saber como está. —me veo tan ridículo lo sé pero estoy que me lleva la puta mierda, han pasado muchas horas desde que Jaqui se fué a ver a Jessi pero no se nada al respecto muero por saber algo de ella.

Steve no me ha dejado solo ni un minuto y a pesar que no está de acuerdo, no se opone a que tome una que otra copa, ok muchas copas.

—¿Para qué?, Jaqui prometió mantenernos informados.

Lo miro fijo hasta lograr intimidar.

—Está bien pero con eso te quedarás tranquilo y no seguirás de terco en ir a buscarla. —ya algo ebrio levanto la mano derecha y la pongo en mi corazón en señal de promesa.

Asiente no muy convencido de mi promesa pero en el fondo sabe que siempre cumplo mi palabra.

Le contesta a la primera y sólo lo veo asentir y negar, una que otra vez me dirige su mirada, después sólo lo escucho tontear y decir cosas como; "yo te amo más", "te extraño mucho bebé", "te mando muchos besitos" pero eso termina en el instante que me levanto del banquillo y le quito el maldito teléfono terminando la llamada por él.

Me mira encabronado —que te pasa cabron. —Me arrebata su móvil.

No estoy de humor para escuchar tonteras cursis eso es lo que pasa.

—¿Dónde está? —voy al grano preguntando por lo que realmente me interesa escuchar.

Respira profundo.

—En su departamento. —lo sabía maldición, sabía que estaba ahí y no me había querido abrir porque no me quedé hasta que lo hiciera, porque no insistí hasta agotar la posibilidad.

Ahora más que nunca quiero salir corriendo por ella, la ansiedad pica en la piel con la necesidad de sentirla, mis oídos necesitan escuchar su voz, mis labios el calor de sus besos, sin embargo tengo que cumplir lo que dije, pero solo por hoy.

Regreso a la barra con un sabor amargo y una impotencia de no poder hacer nada

Agarro la botella de... de no sé que mierdas es lo que estoy tomando, al final de cuentas es alcohol, la llevo a mi boca y doy un gran trago para aliviar un poco la pena que llevo dentro.

—Entiende un poco a Jessi, es difícil para ella asimilar lo que vio, estoy seguro de que te ama y pronto podrás hablar con ella para solucionarlo. —detiene sus pasos muy cerca.

Río sin gracia.

—Y quién carajos entiende por lo que estoy pasando, para todos es más fácil verme como el villano del cuento. —increpo sin mirarlo y vuelvo a dar otro trago a la botella.

—Entiende que ella no sabe lo que realmente pasó, es por eso que no quiere saber nada de ti. —se sienta en el banquillo de junto y me quita la botella.

—Y no es más sencillo que lo hablemos en lugar de que se esté escondiendo. —en un deje de enfado le quito de mala gana la botella. Busco en uno de los cajones del bar unos viejos cigarrillos para después tirarme en el sofá y encenderlo, no suelo fumar pero la desesperación me obliga hacerlo.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora