—Jessi es enserio, no pasa nada amiga, comprendo que estabas poseída por los celos, que son peor que el espíritu del exorcista y el de actividad paranormal juntos, parecías Chuky enojada y no solo lo digo por la estatura. —ese es Bruno del otro lado del teléfono, que se ha estado burlando de mí desde que contestó la llamada, es un maldito cabron.
—Eres un maldito pendejo, no sé porqué diablos te llamé, jodete. —termino la llamada encabronada aventando el teléfono a la cama al tiempo que siento unas manos rodear mi cintura por debajo de la playera, dando un rico beso en mi cuello y hombros.
—¿Quién era el pendejo?. —musita cerca de mi oído, sin dejar de besar mi cuello y acariciar mi vientre, me volteo hacia él y me toma desprevenida el trasero, me causa gracia, pero lo que veo en él ,no me agrada nada.
—Estaba con... Bruno, pero... a ti que te paso, quién carajos te hizo esto. — acaricio su labio inferior que lo tiene algo hinchado y una ceja dónde tiene una herida no parece profunda, pero no deja de ser una herida.
—El cobarde de Brawn me tomo distraído y me dió un golpe antes de salir de su oficina, pero no se quedó así, le di una buena paliza al hijo de puta y el resto de su vida se va acordar de mí. —se aleja un poco de mi y se sienta en el sofá que está a lado de la cama mientras me plática lo que pasó. Lo miro con desaprobación mientras lo escucho. Nunca imaginé que Vladímir fuera así y ahora en menos de veinticuatro horas a golpeado a dos hombres.
—¿Porque lo hiciste?, te dije que no quería que hicieras nada al respecto. —su gesto se endurece al escucharme.
—Jessica eres mi novia y ése hombre casi te viola, sin mencionar todos los abusos laborales a los que te sometía. —lo dice casi gritando, creo que éste tema lo pone peor que a mí y si seguimos con las diferencias de opinión vamos a terminar peleados y no quiero que suceda eso.
Caminó hacía él y me siento a horcajadas en su regazo, me recibe sin ninguna objeción, meto mis dedos en su suave cabellera y sin más lo beso, logrando calmar su enojo.
—No quiero que tome alguna represalia en tú contra y mucho menos me gusta ver que te lastimen. —lo digo preocupada sobre sus labios y acariciando las heridas. Sonríe engreído y al parecer le vale madre lo que dije.
—Eso nunca va a pasar, antes de que siquiera lo intenté lo dejaré en la calle..., Sabías que te ves muy sexi con lo que trae puesto usted señorita. —me cambia radical el tema, acariciando mi trasero y piernas.
—Por cierto, necesito ir a mi departamento para ponerme algo decente y poder ir por mi auto. —lo digo queriéndome poner de pie pero me lo impide empujando con fuerza mi cadera a sus piernas.
Frunce él ceño y niega con la cabeza
—No es necesario, tú no volverás a poner un solo pie en ése lugar.
Lo miro retadora escudriñando sus palabras e intensiones, mientras intento zafarme de él que me tiene sostenida con fuerza y por más que hago el intento no puedo quitar su agarre.
—El chófer de la empresa irá a recoger tú auto y por el momento no necitas más ropa. —termina de hablar e intenta besarme pero lo detengo.
—Podrás ser el dueño del mundo, pero quién carajos te crees para darme órdenes o tomar decisiones por mí. — ahora sí ya me encabrone ningún hombre me da órdenes o me trata como si fuera de su propiedad, así sea él.
—A caso te quieres volver a encontrar al vagabundo ése, escucha Jessica nadie toca lo que es mío. —me responde también molesto pero sin aflojar el agarre en mí. Y dale con el vagabundo, éste hombre si que es un enfermo celoso.
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La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA]
RomanceJessica Miller de 24 años, una joven linda, sencilla, divertida e independiente, en una situación poco agradable y algo vergonzosa conoce al multimillonario Vladimir Collins, un hombre maduro y antipático, que después de conocer a Jessica y a pesar...