capitulo 10

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Después de pelear con Collins toda la semana, ya que según él siempre viaja en su jet privado y no en vuelo comercial, al final de cuentas abordamos el comercial, por supuesto que gane yo, con asientos en primera clase para darle un poco de gusto al señor. Me hubiera encantado viajar en jet privado a quién no, pero quería alargar un poco más el viaje, algo me dice que no debí aceptar venir, estoy bastante nerviosa, aunque ya no sé si es porque por el viaje o por él.

Toda la travesía se ha comportado como el caballero que es a pesar de que todo el tiempo se la paso refunfuñando, que el asiento es muy duro, que la azafata hecho mucho hielo al agua , que es pésimo el servicio, que hay mejores opciones de vuelo, ¡carajo!, se comporta peor que yo en mis días rojo así que a la mitad del vuelo opté por poner mis auriculares, escuchar música y no sus quejas, aún así tuve que soportar el aire acondicionado, el muy temperamental lo llevaba aventando copos de nieve, con esto me imagino que su lugar favorito para vivir es el polo norte, y si no fuera por esos encantadores hermosos ojos que me vuelven loca, le hubiera cedido mi asiento a cualquier otra persona.

Respecto a lo que paso en la casa de Steve, lo platicamos dos días después y le pedí una disculpa por mi comportamiento impulsivo, aunque me mordiese yo misma la lengua por mentirosa, muero, deseo besarlo, pero no era el momento, además pude notar que mi amiga tiene razón y no le soy indiferente. Este viaje no es tan malo como lo pensé, solo espero no salirme de control y arruinarlo.

Pero..., y si muy a mi pesar pasa alguna desgracia, digo, con eso que a mí no se me dan ésas cosas.

—Llegamos a nuestro destino señorita. —la voz de Collins me hace regresar a mi realidad, se baja el primero y antes de que yo lo hiciera él habré mí lado de la puerta y ofrece su mano para ayudarme a bajar, después revisa que bajen todas las maletas o mejor dicho sus maletas, él trae equipaje como si nos fuéramos a quedar a vivir un mes entero aquí.

Y luego dicen que las mujeres somos las vanidosas.

—Iré a la recepción para ver lo de nuestras reservaciones señor Collins.—le doy la mejor y la mas natural de mis sonrisas, la cuál corresponde mientras niega con la cabeza, tiene semanas pidiéndome que lo llame por su nombre pero no lo hago, ya me acostumbré a llamarlo por su apellido desde el primer día que lo vi en la empresa. Me parece una falta de respeto ya que prácticamente es mí jefe.

Mi ética me lo prohíbe. Incluso viajar con él es raro y prohibido a no ser que sea por algo relacionado con el trabajo. Eso lo puedo dejar pasar no hay ningún contacto físico entre nosotros así que podemos omitir ésta pequeña parte.

En recepción al entregarme las llaves reviso las reservaciones y no es justo, él tiene la mejor de las suites en toda la isla y la mía es la habitación más sencilla y simple, yo creo que mis papás pensaban en dejarme dormir en él lobby del hotel cuando hicieron mi reservación, quizás sí debería visitarlos o al menos hablar más seguido con ellos, para que no me castiguen de ésta manera, no es justo tendré que hablar seriamente con Collins, tiene que cambiar su habitación para que haya igualdad, su reservación la hizo su secretaria lo sé, pero simplemente no es justo eso racismo ¿No?.

—¿Eres tú?..., Jessi. —una voz varonil me hace volver mi vista al frente.

Puta madre, tenía que aparecer tan pronto, mínimo hubiera esperado a que me adaptará al clima del lugar, o que sé yo y todavía el muy idiota sonríe como si fuéramos los mejores amigos, pero que le pasa a este tarado, acaso le tengo que recordar algunas cosas. Yo lo miro con indiferencia, no merece siquiera mi odio.

—Pensé que no ibas a venir a la boda, nunca imaginé encontrarte aquí. —se acerca más hasta dejar una pequeña distancia de unos cuantos pasos entre nosotros.

La Mejor De Las Coincidencias© [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora