Eres mía.

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CAPÍTULO 3

--- ¡No la toques, gusano! --- Le grité a Bill, quien rápidamente me miró con cara seria, arqueando una de sus cejas. Comenzó a acercarse a mí y Tom rápidamente estiró su brazo, deteniéndolo en seco.

--- Mi nombre es Bill Kaulitz y si yo fuera tú, me callaría la boca. --- dijo y pude mirarlo más de cerca, pude notar el parecido entre ambos, estaba claro que eran hermanos gemelos.

Tom me estaba mirando con curiosidad como si quisiera ver cuál sería mi reacción, me quedé en silencio y rápidamente miré a Vick, quien me estaba mirando en el otro rincón de la habitación. Parecía traumatizada, no era de las que se quedaban calladas así, este gusano debía haberle hecho algo horrible. Sólo desearía poder hablar con ella y darle un abrazo lejos de estos psicópatas.

--- ¿No querías verla? La traje para que se quede aquí contigo. --- Dijo Tom, acercándose a mí y dándome una sonrisa de reojo. --- Ahora, si nos disculpas, Bill y yo vamos a salir a hablar, no pienses en hacer nada estúpido. --- Dijo Tom acariciando mi mejilla, lo que me hizo alejar rápidamente mi rostro de su mano.

Me miró con frialdad, luego salió de la habitación y Bill lo siguió. Cuando ya no nos escuchaban intenté hablar con Vick.

--- ¡Vick! Habla conmigo, ¿estás bien? ---  Mis ojos se llenaron de lágrimas al verla en ese estado, parecía perdida.

--- Katy, te llevé a ese club nocturno, bebí más de lo que debía y miré a Bill, ¡yo causé todo esto! --- dijo y comenzó a llorar.

--- ¿Qué? ¡Esto no es tu culpa Vick, no es tu culpa que esos dos jodidos psicópatas nos secuestraran! No sabías nada de eso. --- Le digo y empiezo a negar con la cabeza. --- ¿Qué te hizo Bill? --- pregunto a continuación.

Vick se quedó callada y pensativa durante unos segundos.

--- ¡No lo sé! Estaba totalmente borracha, cuando te fuiste de mi lado él se acercó a mí y empezamos a hablar, le dije que éramos nuevas en la ciudad y entonces todo empezó a dar vueltas y me desperté en su habitación desesperada. Bill ne dijo que son delincuentes y que si no me callaba la cosa se pondría fea. --- Vick dijo bajando la cabeza.

--- Pensaré en un plan para escapar de aquí, créeme, Vick. --- Le dije dándole una sonrisa triste, pero que la dejó con esperanza.

Ya me imaginaba que a estas alturas eran delincuentes y lo peor, me puse a pensar qué querían de nosotras dos, ¿por qué nosotras? ¿Qué habían hecho ya con otras chicas? ¿Por qué sucedió algo tan horrible en nuestro primer día de convivencia? Sólo estaba tratando de pensar en alguna manera de escapar de este lugar y llevarme a Vick conmigo. Necesitaba manejar esto con la mayor cautela posible.

De repente la puerta se abrió y los dos entraron nuevamente.

--- ¿Ya han hablado? --- Preguntó Tom, mirándonos a Vick y a mí, con las manos en los bolsillos de sus pantalones holgados. --- Bill puedes tomar a la otra.

Me asusté cuando me di cuenta de que iban a llevar a Vick a otro lugar. Bill la soltó y la arrastró consigo, ella me miró con una mirada de esperanza, creyendo que puedo idear un plan para sacarnos de aquí. Se fueron en silencio y no sé a dónde fueron ambos, probablemente Bill la habría llevado de regreso a su habitación, en la que ella estaba antes. De repente me di cuenta de que estaba otra vez a solas con ese loco.

--- Es bueno estar solos otra vez. --- Dijo Tom con una sonrisa traviesa pasando su lengua por su piercing. --- Quiero hacerte una pregunta. --- Dijo lo mismo entonces, acercándose a mí con la mano en la barbilla y una mirada curiosa. --- ¿Por qué no me miraste anoche? ¿Estabas asustada? Las chicas nunca evitan mirarme. --- Preguntó Tom mirándome a los ojos, con esa mirada penetrante, esperando mi respuesta.

Sus ojos eran color miel, eran ojos hermosos pero con una mirada fría, los ojos de un posible asesino. Tenía miedo de decir algo que lo hiciera enojar, pero no pude evitarlo.

--- ¿Porque simplemente no quería? ¡O PORQUE PENSÉ QUE ERES UN PSICÓPATA Y TENÍA RAZÓN! --- Terminé enojándome y gritándole.

Tom se rió levemente y comenzó a caminar, yendo detrás de la silla, donde no podía verlo. Mi cuerpo comenzó a temblar cuando recordé que él ya me había apuntado con un arma a la cabeza y no sabía qué iba a hacer ahora.

Rápidamente lo sentí acercarse a mi oído para decir algo, lo que me hizo congelar.

--- Si eres obediente será mejor para ti, de lo contrario no dudaré en lastimarte. Ahora eres mía. --- Su discurso llegó suavemente a mi oído y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, haciéndome cerrar los ojos.

Tom, todavía detrás de mí, empezó a soltarme de la silla, lo cual no esperaba que hiciera. Podría haber intentado correr inmediatamente cuando me dejó ir, pero tenía un arma y no parecía estar bromeando cuando hablaba de lastimarme.

Mi Pesadilla Más Oscura - Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora