—Ahora bien. Toma— Iida se levantó de la cama y te dió una caja muy linda con un moño precioso.
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—¿Y esto?
Me dió un beso y me susurró al oido—Un regalito para ti. Y que necesito que lo uses ahora mismo—
Sentí el rostro caliente.
Me levanté y fui al baño a ver qué era y dios mío, espero entrar en esto. Era un precioso conjunto de lencería de encaje negro con rosas rojas—¿Esto es de mi talla? Se ve muy pequeño. A ver... ¿M? Ash, Iida, ¿Quien le hizo pensar que esto me va a entrar?—
—¿Ya estás lista?—Escuché la voz de Iida que provenía de la habitación.
—Si, ya voy amor. Maldición, espero y esto me quede—Sorprendentemente me quedó, y perfecto.
Salí y me coloqué a los pies de la cama, e Iida me miraba como tonto enamorado. Se acercó a los pies de la cama y me agarró de la cintura y me colocó en su regazo—Te ves preciosa y muy sexy. Tengo tantas ganas de estar dentro de ti. ¿Sabes? Ahora me gustaría que tú tomes el control, hazme lo que quieras—
Eso me tomó por sorpresa, normalmente el es el que lleva el control, pero, no me molestaría estar arriba y saltar un poco—Bien, ¿Y si vamos al potro?—
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—Sigue moviendo las caderas así, que me encanta—Me está encantando estar arriba, se siente tan bien y más ver cómo Iida está sonrojando y sudando. Se ve tan sexy que este rendido ante mi.
—¿Te está gustando? Porque creeme que a mí me encanta—No podía parar de gemir, en esta posición entra completo el miembro de Iida, y me está volviendo loca.
—Te ves tan bonita cuando me montas, es tan rico verte rojita y sudando— Lo sujeté de las muñecas y aumenté la velocidad.
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—No pares, no pares. Estoy apunto de venirme—Jamás había estado tanto tiempo arriba y no se de dónde tomé tantas energías para aumentar aún más la velocidad, pero no me arrepiento, fue delicioso ver la expresion de Iida cuando se corrió.
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—¡Mierda!— Estabamos en el sillón que estaba pegado a la pared y cada vez estaba más sensible. Sentía que en cualquier momento iba a explotar.
Mis gemidos aumentaban de volumen y se agudizaban con cada embestida y era aún más placentero ya que tenía los ojos vendados—¿Que pasa mi niña? ¿Quieres que pare? ¿Ya te cansaste?—
—Que no se te ocurra, te mato si paras de metermela.
—Uy, que agresiva, pero bueno, no pararé—Estaba ya muy cansada, no aguantaré mucho, pero no me quiero venir tan rápido, me está gustando esto.
Va a ser muy difícil encontrar a alguien que me haga todo esto y que me haga sentir tanto como lo hace el, será imposible.
Estoy sudando mucho, siento tan cálida y empapada mi intimidad y tener el miembro de mi amado entrando y saliendo de mi, me hacía querer no parar nunca.
—P-para, ¡No aguanto más!
—Mi niña, pararé hasta que te corras—Sentí su pulgar en mi clítoris nuevamente y eso fue mi ultimátum, lo masajeó tan fuerte que hizo que me viniera, empapando su abdomen y pelvis —Buena chica—Salió de mi y me quitó la venda de los ojos. El también estaba cansado, se le podía ver en la mirada, pero también se le veía bastante contento y satisfecho—¿Y? ¿Te gustó?—Lo decía con la reparación agitada y con una sonrisa en la cara.
—Tonto, claro que me gustó. No, no me gustó, me encantó—Me cargó y nos besamos tiernamente, después de tanta pasión y perversión.
Después de sentir toda su pasión y deseo volvió a ser el niño bueno y tierno de siempre. Nos recostamos y nos estábamos besando, tiernamente y sus manos en mi cuerpo eran tan cálidas —De verdad, ya te extrañaba y extrañaba tu hermoso cuerpo... Te amo—
