Casa

2.2K 491 112
                                    



Charlie sollozo mirando a través de la ventana, todo está destruido, todo es un completo caos y los demonios ya han evacuado. No a dejado de llorar porque sabe que es su culpa.

Vaggie la ha intentado consolar pero no tiene a nadie más. Su hermano la odia y su padre no la reconoce más, su gente a muerto por su culpa, no hay ninguna palabra que pueda escuchar que mejore su sentir. 

Ella quiso ayudar, verdaderamente lo quiso pero no pensó bien. 

Solo quería ayudar como su hermano, cuando él habla todos callan y escuchan, porque él siempre tiene razón, por eso su padre lo quería más que a ella. 

Y ahora su hermano está atrapado en el cielo y no puede ayudar, todos la miran como si fuera un error que estuviera ahí. 

— Cariño… — Dice Vaggie pero ella no quiere escuchar, no puede dejar de culparse por lo sucedido porque sabe que es su culpa y no hay forma de revertirlo. 

Vaggie la mira preocupada y sale de la habitación, Charlie vuelve a llorar pero escucha la puerta siendo abierta, le iba a decir a Vaggie que no quería nada pero se dio cuenta que no era ella.

— Oh querida, descuida… deja de llorar, no es momento. — Charlie no estaba de humor para lidiar con Alastor. Es por el que sabía lo que más o menos pasaba. 

— No quiero escucharte ahora Alastor. 

— Oh querida debes dejar esas lagrimas tontas y centrarte en el ahora. 

— ¡¿Cómo lo haré?! Todo lo que hago es arruinar más las cosas. — Charlie sollozo pero Alastor no se inmutó. 

— Oh no no, es normal equivocarse, ¿Qué pasaría si te dijera que puedo ayudarte? — Charlie lo miró confundido. 

— ¿De qué hablas? 

— Oh bueno, ¿Qué tal si hacemos un trato? — Alastor le dio una gran sonrisa.

Charlie por su parte dudo mucho, recordó lo que le prometió a su hermano, sus deseos se interpusieron pero escuchó un golpe en la parte superior del hotel, ¿Qué fue eso? 

°

°

°

Bazil sonrió y se inclinó al amable toque, Ivan estaba acariciando sus mejillas mientras le explicaba que es lo que quería que hiciera. Bazil asintió a sus palabras sin dudar. 

— Está bien, confía en mí. — Afirmó Ivan y lo convenció de que todo saldría bien.

— ¿Qué pasará conmigo cuando te vayas? — preguntó mirándolo curioso, Ivan le sostuvo la mirada un rato antes de acercarlo más a él. 

— No debes pensar en cosas irrelevantes, estarás bien, te lo aseguro. — Afirmó y Bazil le creyó. 

Lamentándose se movió un poco y salió de ahí, antes de irse miró a Ivan, tenía cinco restricciones, cinco cadenas, dos en sus pies, dos en sus manos y una en el cuello. Ivan le sonrió amablemente y él devolvió la sonrisa. 

Bazil voló por los pasillos, los ciudadanos del cielo no sabían nada de lo que estaba pasando por qué los ángeles se encargaron de eso. 

Pero para Bazil solo una cosa estaba en mente, ayudar a Ivan, así que busco a Emily quien hasta el momento se enteró de todo, a pesar de que ella tenía más poder que él y un estatus más alto ella era… Ivan la describió como su hermana, era ingenua. 

El Hijo del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora