Cariño rojo sangre.

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Stolas dio un largo suspiro sintiéndose sumamente cansado, más que todo mentalmente. Sacó su teléfono para mirar la hora y se sintió ansioso mientras esperaba. 

Desde los recientes acontecimientos había tenido cuidado con lo que hacía, ellos sabían que Alastor no era tonto y debían encontrar una forma en la que pudiera alejarse de Ivan brevemente pero sin que pareciera sospechoso, después de mucho pensarlo Stolas encontró la excusa perfecta y lo supo cuando vio entrar a Alastor solo. 

— Príncipe Stolas, un placer. — Saludo Alastor y Stolas soló pudo fruncir el ceño, movió su mano invitándolo a sentarse lo cual no tardó en hacer. 

Stolas puso en excusa el hecho de que sabía que lo estaba tramando, un movimiento arriesgado debía admitir. 

— Me encantaría decir lo mismo pero no es el caso. — La sonrisa de Alastor no hizo nada más que agrandarse. 

— ¿Entonces? Tengo curiosidad por lo que pueda decir. 

— ¿Qué sé de tus mentiras? — dijo Stolas con enojo.

— ¿Cuáles mentiras? Yo no he mentido, príncipe. — Aseguró pero por supuesto Stolas no creyó nada de lo que dijo. 

— Sé lo que estás haciendo, intentas alejar a Ivan de nosotros, ¿Enserio pensaste que nos quedaríamos sentados a esperar que te salieras con la tuya? — Alastor se rió, parecía muy divertido.

— Ivan me adora, se que lo sabes… — Stolas apretó los puños por su osadía. 

— Él es demasiado bueno para alguien como tú. Lo único que das es pena. ¿Enserio piensas que encontrarás a alguien como Ivan en otro lugar? Nadie confiara ciegamente como el, te dio pasé libre a su vida y tu lo único que has hecho es arruinarlo todo… eres egoísta. — La sonrisa de Alastor flaqueó levemente. 

— El amor es irrelevante, igual que las amistades. 

— Pensé que ibas a aprender algo de Ivan… pero almas como la tuya no valen su esfuerzo. ¿Te divertiste jugando con sus sentimientos? 

— Oh él fue encantador sin duda, pero muy ingenuo al fin y al cabo, además esos ideales uhg… no van conmigo en lo más mínimo. 

— Si no te gusta, ¿Entonces por qué estar con él? 

— Porque él es fuerte y es el príncipe del infierno, es un heredero a rey. — Stolas se sintió asqueado por sus palabras.

— ¿Solo es una pieza es un dichoso tablero? — Alastor soltó una risa divertida. 

— Mi pieza principal debo admitir, fue difícil de conseguir, el no confía en nadie, pero después de manipular un poco realmente fui capaz de hacer que bajara la guardia. — Alastor junto sus manos sobre la mesa como si hablara del clima. 

— ¿Enserio no sientes nada? — Stolas lo miró con atención. 

— Cómo dije el amor es irrelevante y una debilidad absurda. — Stolas se levantó entonces. — ¿Qué harás príncipe? Ivan no te creerá. 

— No necesito que lo haga, tú mismo has confesado. — Alastor frunció el ceño. — No importa cuan fuerte quieras ser, tu eres y seguirás siendo un pecador por toda esta vida. — Stolas no espero una respuesta antes de irse. 

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Joven, Ivan era joven y no contaba con la experiencia vivida de sucesos aprendidos en la vida. Hay muchas cosas que Lucifer ha aprendido a lo largo de los años. 

El Hijo del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora