Extra Final

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El sol brillaba en lo alto, una brisa cálida y amable, un día perfecto para correr libremente y jugar juegos con las risas infantiles de los niños. 

Ivan mira distraídamente sus manos, su pelota roja en sus manos y tiene miedo de preguntar si pueden jugar con él. 

Acaba de mudarse y esto es tan nuevo para el que se siente asfixiado, así que retrocede y quiere llorar porque se siente solo. Mirando a otro lado se aleja y se refugia en la sombra de un árbol. 

— Hola — Ivan se toma el tiempo para darse cuenta que le hablan a él, un chico se inclina muy cerca a su rostro tanto que lo hace saltar hacia atrás por lo inesperado. 

— Alastor lo estás asustado. — Un amable chico pecoso reprende al otro y le sonríe amablemente. — Discúlpalo, Alastor es un poco directo, ¿Eres nuevo? Mi nombre es Bazil y el es Alastor. — Ivan los mira y abraza su pelota. — Dios eres tan lindo, listo creo que lo quiero. 

— Yo lo vi primero. — Alastor se queja tomando la mano de Ivan y Bazil jadea. 

— ¡Aprende a compartir! — Bazil grita y se ríe, Ivan los mira en silencio y se ríe un poco bajo.

Ambos niños lo miran y se les hace muy adorable así que se lo llevan. 

Velvette su amiga los regaña a todos excepto a Ivan por que él es nuevo, sobre la importancia de no dejar a los amigos abandonados. 

Pero Ivan se alegra por que tiene con quien jugar a la pelota, Ivan es un poco más alto que sus amigos pero todos tienen la misma edad.

— ¡Creceré más alto que tú. — dice Alastor a Ivan, sonrojado por ser el más pequeño del grupo. 

— Mamá dice que los niños que no comen sus verduras no crecen. — Bazil se burla con una sonrisa divertida que enoja a Alastor aún más.

— No te enojes tanto Alastor, incluso si eres bajo aún debemos cuidar a Ivan. — Dice Velvette y es cierto, han descubierto que Ivan es demasiado amable, tonto y adorable para su propio bien lo que lleva a niños malos a lastimarlo, la primera vez Ivan había llorado por que su pelota se rompió, descubrieron que un niño la rompió. 

Velvette había roto el juguete del niño y Bazil rayo sus cuadernos junto con Alastor que se quejó con la maestra. 

Ivan los miró inclinando la cabeza y mostrando un bolsa de dulces. 

— Compre gomitas, ¿Quieren? — Si, definitivamente debían cuidar de Ivan. 

Por supuesto Ivan era muy atrayente con ese aura amable a su alrededor, ser amigos no fue particularmente difícil pero Alastor siempre quería toda la atención. 

El Hijo del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora