El Hijo del Infierno

Alma perdida.

En medio de la oscuridad, Ivan a abierto los ojos una vez más, su sueño se a visto perturbado cuando siente que el mal intenta escapar otra vez, luchando siempre, nunca hay un momento de paz para el. 

— Detente. — Ivan ordena. Su cuerpo no escucha y golpea la barreras de la prisión, encadenado y sin poder salir su cuerpo grita de dolor, la conciencia que Ivan separo para que no escapará y que hace la función de un guardia solo puede suspirar. 

Sometido a un dolor perpetuo sólo puede esperar a que las cosas se calmen.

— ¿Por qué debemos sacrificarnos? — Su cuerpo cuestionó con un peligroso brillo oscuro en sus ojos. 

— Lo has olvidado, hacemos esto por la gente que amamos. — Ivan dice con firmeza y su cuerpo se ríe.

— ¿Por qué amar si estaremos solos por la eternidad? — Era cierto, el mundo seguiría su curso. Era algo que sabía antes de hacer esto, pero no le importó, porque amaba a su gente, porque quería que no sufrieran. 

— No necesitas entenderlo, amar es lo único que hacemos bien, no importa cuánto quieras salir, no te dejaré. — Ivan dice y hay muchos más gritos de fondo pero él no se inmuta. 

Entonces su cuerpo se ríe, es perturbador y nunca lo ha hecho antes. 

Ivan empieza a sentir repentinamente mucho sueño, eso no es normal en lo absoluto y no puede evitar mirar a su cuerpo, este le sonrió perturbadoramente.

— ¿Q-que hiciste? — Cuestionó Ivan mientras se sentía más débil y caía al suelo de rodillas. 

Escuchó las cadenas moverse mientras intentaba respirar correctamente y se movió a su lado intentando levantarse. Las restricciones se rompieron para su horror, ¿Cómo es posible? No tiene sentido, pensó… él se aseguró. 

— Podrás ser mi alma y conciencia, pero eres solo eso al final… Descuida no morirás, no puedo matarte después de todo. Pero es hora de dormir, es momento de que me des todo el control de ahora en adelante. — Ivan se asustó, mientras su cuerpo lo colocaba en un prado de flores él solo pudo sucumbir a él sueño que estaba surgiendo. 

— No lo hagas, lastimaras a quienes amas. — Ivan suplico pero solo escucho una risa.

— Tu eres el único que puede sentir amor, pero entiendo que no quería que ese amor fuera odio, incluso si no puedo eliminar esta debilidad, es momento de que me des el control. — Ivan luchó pero nada pudo hacer. — Solo duerme, solo quiero salir, ser libre, no dañar a nadie…

— Ellos ya no nos recuerdan, sufrirás…

— Lo único que siento es dolor, tu eres el único que siente amor, ¿No es injusto? — Ivan resopló dolorosamente, mientras se negaba a sucumbir. 

— No, incluso si debo eliminarme, no creas que no lo haré…

— Si lo haces desaparecerás… — Ivan sonrió estirando su mano y colocando esta en el pecho de su contraparte, un bonito sello se formó. 

— Es solo un pequeño precio… — Su contratarte parecía decepcionado.

— Solo retrasas lo inevitable, cuando rompa tu sello podré salir y tu propia fuerza será insuficiente para volver a contenerme. — Ivan sonrió bajó la mirada oscura de sí mismo, una carente de amor o afecto por algo o alguien, muy diferente a él.

— Solo quería tiempo para que ellos se preparen… — Ivan dijo pero el contrario se burló.

— ¿Crees que pueden vencerme? — Ivan sonrió cálidamente ante la respuesta.