11-TENTACIÓN

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Celeste

<<El tiempo es limitado en esta vida, como para malgastarlo guardando rencor o envidia por los demás>>

No sería sincera si digo que no he sentido envidia.

Fui castigada por cada pecado que cometía sin importar nada más que limpiar mi cuerpo del pecado ya que, es el cuerpo el templo de Dios. Mi tía se encargaba de que cada pecado fuera redimido.

Envidie tener una vida normal, una familia como las que observaba por horas en el parque que frecuentaba para tener un poco de lo que tanto carecía. AMOR

Ese que me fue dado por un desconocido Y su hijo mayor, acogiéndome como un miembro más de su familia, el más hermético siempre fue Piero y no lo culpó.

Dejar de lado lo que por años viviste no es fácil, aun cuando tiene el pleno conocimiento que no está bien. Es en lo que trabajas día a día, como un drogadicto en rehabilitación o rehabilitado, cada día es un nuevo comienzo.

La felicidad me invade de sobremanera, no puedo explicar lo que me produjo el beso de Piero.

¡Mi primer beso!

Piero siempre llamo mi atención, pero su rudes al hablarme por el mal entiendo con su mamá, lo hacía cada vez más lejano, su mirada me producía temor.

Era como la de un felino estudiando el terreno para atacar a su presa y él, es muy observador por nada es uno de los mejores abogados. Nunca le sostuve la mirada ya que me sentía como un becerro en la mira del depredador.

Su cambio por el constante trató en el último mes por la última voluntad y petición del William, me alegro.

Me sentí tan bien recostada en sus piernas, mientras leía para él.

Sentí tanta vergüenza, cuando me beso por primera vez y no sabía que hacer al punto de sentir que no podía respirar. Su expresión fue de satisfacción, o eso creo.

¿Será por haber sido el primer hombre en tocarme de esa manera?

Solo recordarlo esa misma sensación se instala en mi cuerpo.

Como cada noche estoy sentada en la encimera de cocina, comiendo galletas hechas por Doris acompañadas por un vaso de leche.

Al escuchar la voz del hombre a la entrada y acercándose, me atragantó por la forma en que me mira y esa sonrisa que no se descifrar. Siento mis mejillas arder al verme tan expuesta con el camisón de dormir.

¿por qué me deje convencer por Naira al comprarlas?

Mi ropa suele ser sencilla, por lo general vestido con mangas y por supuesto la espalda nunca descubierta, para ocultar mis cicatrices.

Su mirada viajo por mis piernas deteniéndose donde llegan el pijama un poco más arriba de la mitad de mis muslos.

Sus ojos oscurecieron, su mirada taladraba mi ser, esparciendo esa misma electricidad que sentía cuando me beso y me acariciaba.

—Así qué usted señorita, es la que se come mis provisiones — quitó la mitad de la galleta que aún tenía en la mano — te atrapé con el cuerpo del delito en tus manos — sonreí avergonzada, llevándose toda la galleta a la boca — en mi experiencia y evaluando las pruebas es usted culpable.

Su cercanía desato mis nervios, traté disimularlo.

—E-en mi defensa, son muy deliciosas, y si la acompañas con leche son adictivas —. Una media sonrisa asomó sin dejar esa mirada penetrante — así que me declaro inocente ya que la Sra. Dora me dio su consentimiento, por lo tanto Sr. Abogado.

No me dejo culminar al apoderarse de mi boca, en un beso más demandante que los anteriores, su lengua me invadió.

Pensaba en que hacer para no parecer tan torpe, quería estar a su altura, lo que resulta imposible. Antes de separarse muerde mi labio inferior a la par con sus manos apretando mi pierna justo donde termina el pijama, sin poder pensar con claridad mis brazos rodearon su cuello. Ese movimiento le dio el permiso que esperaba para acercarse más a mí, quedando entre mis piernas.

—Me gusta cómo, como me siento cuando me besas— me sincere, y apareció ladeada.

—Eres muy hermosa ¿sabías?

Su voz se escuchó ronca me hizo estremecer, era la primera vez que era toca por un hombre de esta manera tan íntima. Embriagada por su olor masculino como a madera y un tono más que no alcanzo a descifrar, sus palabras dándome la seguridad que necesito.

Muchas veces lo vi en compañía de mujeres que para nada puedo compararme con ellas, sus cuerpos esbeltos, altas con facciones hermosas como las modelos o actrices de las películas y sobre todo sin una cicatriz que marque su cuerpo, eso podía ver por los escotes reveladores de sus vestidos.

¡Como no compararme!

El rose de sus manos subiendo por mis piernas, en tanto las estrujaba al compás de sus besos y una que otra mordida. Me sentía que en verdad le gustaba, que en verdad me quería por qué solo cuando se quiere se puede tocar como él lo está haciendo. ¿O me equivoco y mi ingenuidad me hace ver lo que no es?

Al su dedo llegar a mis pantis, las imágenes de el con su secretaria en la oficina llegaron de golpe, recordé los consejos de Naira.

<<Cuando un hombre quiere de verdad espera el tiempo necesario, el que solo te ve como un gusto, un juego o te quiere por un rato, lleva prisa>>

Lo aparté, en un ágil movimiento estaba de pie, mi respirar era errático e igual que el suyo, sus ojos me miraban como ese depredador que no pretendía dejar ir su presa.

¿Por qué siempre tengo que verme a mí misma como la víctima?

En mi defensa Piero es una tentación para alguien como yo, que con un beso se siente en el cielo.

—Es mejor que regresé a mi habitación —. Se acercó un paso yo retrocedí dos, quedó inmóvil al ver mi reacción.

—¿Pasa algo? — No podía permitir que me tocara nuevamente, me sentía extraña y sus manos no ayudaban — ¿Hice algo que te molesto o indebido? — negué repetidas veces, y salí de la cocina.

A mitad de las escaleras mi nombre fue pronunciado pero esta vez su voz era suave, me giré para verle.

—Descansa, y perdón si en algo te ofendí, créeme que no fue mi intención hacerlo.

Se acercó respetando mi espacio.

—No hay nada que perdonar, solo que es tarde y, y bueno no está bien — asintió con una media sonrisa, baje los dos escalones que nos separaba bese su mejilla en un impulso. — Descansa.

Acuno mis mejillas, para luego besar mi frente y la punta de mi nariz.

—Dulces sueños mi querubín.

Subí lo más rápido, al entrar a mi habitación cerré la puerta y me lancé a la cama.

Nunca me habían interesado un hombre, ni siquiera el único compañero de la universidad que me hablaba y me decía que ere tierna y linda pero no sabían tan dulces sus palabras como cuando me las dice Piero, siempre llamo mi atención. Como no hacerlo si es un hombre muy apuesto y también mayor bueno solo son unos ocho años ya que dentro de poco cumplo veinte.

¿No es tan malo o sí?

Como extraño William, uno de tus sabios consejos no me vendría mal.



 CELESTE SI QUE SABE SEGUIR CONSEJOS JAJAJ, AQUÍ LES DEJO ESTOS DOS CAPÍTULOS POR HOY.

QUE TENGAN BUEN DÍA/NOCHE. 🖤❤️

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora