17- PRIMER TRABAJO

78 11 5
                                    


Celeste

Los seré humanos por naturaleza somos impredecibles, nunca estamos conformes con lo que la vida nos da, pues mucha de esas cosas es el sufrimiento.

Sentimiento del cual tengo mucho conocimiento, en mi corta vida, la mayoría de ella por no decir toda, el sufrir me regocijo en su manto, aun cuando estaba a kilómetros de distancia de aquellas personas que me proporcionaron tal dolor, me debatía en salir de su yugo. Las horas con un psicólogo, reviviendo cada quemadura, cada mirada cargada de odió, cada segundo de indiferencia, proporcionado por las personas que se supone que me debían querer.

Sacudo la cabeza, tratando de dejar todo eso atrás, el pasado es mejor dejarlo allí, en el pasado.

Tomo un sorbo del jugo, mientras espero que sea la hora para que lleguen por mí ya que la última hora de clases fue suspendida. Miro las personas en la pequeña cafetería todos sonríen jubilosos, los imito al pensar en cómo ha cambiado mi vida, ahora tengo una linda relación con Piero, cuando antes me fulminaba con la mirada.

Sus besos me gustan en demasía, cuando sus manos me acarician siento un extraña sensación, pero que la misma me indica que siga, siento mi rostro arder por mis pensamientos, tomado un buen sorbo del jugo de lima. Mi mirada se encuentra con una silueta conocida, siento mi cuerpo templar.

Luego de tantos años, vuelvo a verla, me dirijo a pagar para salir del lugar antes de que me vea, lo que no logro con éxito, para mi mala suerte ya que al salir quedo frente a esa persona que me ocasiono tanto daño mental como físico.

—Mira nada más con quién me vengo a encontrar — me repaso con la mirada de arriba abajo — al parecer la vida te ha tratado bien, en estos años que desapareciste —. La ironía y, el desprecio estaba tintada en cada palabra.

Su mirada oscura y llena de rencor, furia que en años atrás me paralizaba, pero no me puedo permitir retroceder todo lo que he avanzado, no puedo permitir que me siga haciendo daño. Antes no conocía más destinó qué el que vivía, pero todo cambio cuando me mostraron que no estaba destinada a sufrir a menos que yo lo permitiera y no estoy dispuesta a volver a vivir lo mismo, no ahora.

Con la convicción de mis pensamientos, reúno todas la fuerza que mi cuerpo me proporciona.

—Ya era más que justo, que me abrigara la felicidad, la alegría, ya que con ustedes nunca pude saber el verdadero sabor de estás — hasta yo misma me sorprendí de mis palabras, ella más por su mirada de reproche por responderle de tal manera.

Su mirada se oscureció, pude percibir su cuerpo tensarse, la cafetera en su mano la toma con más fuerza.

—Que siga teniendo un buen día tía.

Me hice aun lado para continuar con mi camino, sentí un alivio nunca antes experimentado, el cual no duro al sentir un líquido hacer contacto cuando me disponía a abrir la puerta. Me giré para ver la satisfacción en su rostro al ver mi brazo enrojecido por el café caliente, las personas a mi alrededor nos miraban, por un instante me sentí vencida. Una vez más su propósito en este mundo había sido cumplido.

¡Hacer de mi vida un infierno!

Salí sin mirar atrás, no podía permitir desfallecer en su presencia.

Llegué al parque cerca de la universidad, el ardor en la piel afectada aumentaba. Solo pensé en él, por lo que no perdí tiempo y lo llame, no tardó en responder y asegurarme que estaría conmigo lo más pronto posible.

Al colgar la llamada me arrepentí, seguro tenía mucho trabajo. La espera fue tortuosa y más por el dolor que ocasionó la quemadura del café hirviendo.

Al llegar y decir como se había hecho costumbre llamarme ¡Mi querubín! Me refugie en sus brazos. Sus palabras fueron el impulso para dejar escapar las lágrimas que amenazaba en salir.

Traté de esconder el brazo para que no lo viera, como si fuera posible, el miedo volvió a inundarme al verla acercarse a nosotros. Lo que no me esperaba era que la enfrentaría por mí, donde cada palabra hiriente no tuvo sentido al verlo ponerse como barrera para que su maldad no me alcanzara.

No pude escuchar todo lo que conversaron, pero no me atreví a preguntar.

Cada día qué pasa y estamos junto me doy cuenta, que todo lo bueno que William me decía de Piero era más que verdad. Aquí está curando mi quemadura, con delicadeza, y sobre todo agradezco no presionarme para que le contará lo ocurrido.

La noche a su lado fue más que maravillosa, cada momento quiero pasarlo a su lado.

¿¡Estaré volviéndome dependiente del!?

No, eso no puede pasar, necesito, buscar en qué ocupar mi tiempo libre.

Las preguntas de Doris y Naira que se enteró por Doris que pase la noche con Piero en su apartamento, me tienen en casi un colapso tratando de evitar sus preguntas o responder sin profundizar.

—Mi suegra tuvo que ver con la quemadura en tu brazo ¿Verdad? — negué varias veces — ¿Quién lo hizo y fue por eso que te quedaste con mi cuñado? ¿Es el chico que te dijo que le gustabas, y qué te propuso tener algo que aún no le da nombre?

La última pregunta de Naira lo susurro, solo para las dos. Mire a mi alrededor ya que estábamos en la cocina y siempre había personas merodeando, bueno haciendo su trabajo.

Asentí, suplicando que el regaño no fuera tan fuerte, pero sus labios en una perfecta sonrisa me confundieron de sobremanera, ya que siempre dijo que él era alérgico a las relaciones y sobre todo a los compromisos.

Me vi arrastrada por ella, en la mitad del living me detuve soltándome de su agarré.

—Naira ¿Adónde me llevas?

Se acercó con los ojos entrecerrados.

—A la farmacia, ¿Anoche dieron el siguiente paso?

—¿Qué? No, aun no...

—Así que si lo estas considerando ¿Eh?

—Naira, nunca te he mentido, y no voy a empezar a hacerlo, la verdad se ha dado varias oportunidades, pero él ha respetado mi decisión, al esperar —. Suspiro dejando caer sus hombros, como si le hubieran pesado mucho.

—Muy bien Celeste, no te apresures ¿Sí? Conózcanse primero.

Le di la razón y la invité a sentarse para contarle que quería buscar empleo.

Nunca he trabajado, pero no puede ser tan difícil o ¿Sí?

Se quedó pensativa por unos minutos, y esa mirada volvió a ella, la misma qué tenía cuando me llevo de compras por esos pijamas tan exhibicionistas.

—Tengo el trabajo perfecto, y es lo que te gusta — mi mente no comprendió de inmediato — necesito un fotógrafo para el evento que hay el fin de semana ya que el que contrate se le dio por enfermarse — sonreí porque en eso tenía razón era lo que más me gustaba y negué por la acusación.

¿Qué culpa tiene el chico de haberse enfermado?

—Y que dices ¿Aceptas sí o no?

—Sí, acepto...

No Lo pensé dos veces, el trabajo era seguro ya que sería con ella, y sobre todo iba hacer una de las cosas que más disfrutaba hacer.

Esto será bueno para mí, necesito tener mi propio ingreso económico, no puedo depender toda la vida de la familia O'kelly.





HOLA HERMOSAS, ESPERO ESTÉN TENIENDO UN EXCELENTE DÍA/NOCHE. ESTOY POR AQUÍ DE NUEVO CON MÁS DE CELESTE Y SU FELICIDAD POR EMPEZAR CON SU NUEVO TRABAJO.

NO OLVIDEN VOTAR, COMENTAR Y SEGUIRME.

GRACIAS POR EL APOYO QUE ME BRINDAN AL LEER MI HISTORIA.

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora