18-DECIDIDA

126 15 12
                                    


El comedor de la mansión O'kelly de nuevo volvió a ser habitado, las risas y conversaciones no tardaron en hacerse presentes, pero la cabecera de la mesa faltaba el patriarca de la familia, la silla vacía. Silla que nadie se animaba a ocupar.

Los hermanos contaban con entusiasmo lo victorioso del juicio de ese día. Doris preguntaba entusiasmada por la grata conversación, de la cual yo no hacía parte ya que estaba tan sumida en mis propios pensamientos.

Sintiendo cuatro pares de ojos sobré mí, los observo a los cuatro y Naira sonríe igual de Efrat, Doris solo se dispone a degustar el postre que habíamos hecho juntas entretanto Naira hablaba sin parar, pero la mandíbula rígida de Piero y sus ojos oscuros tanto así que me recordó al viejo Piero.

—Nos comunicaba Naira que empezarás a trabajar con ella.

No sé qué se propone Naira, pero la mirada furiosa del hombre frente a mí, no me gusta.

—¿Te hace falta algo? — negué, pero el mensaje no fue recibido — Si no te alcanza con la mensualidad que papá estipulo para ti lo puedes decir.

Su rostro no se relajó con mi negativa.

—N-no, no es por esa razón por la que decidí trabajar, sólo que no puedo depender de su familia en lo económico por siempre.

Sus ojos se entrecerraron, como si buscará otro motivo.

—Su familia, pensé que era nuestra familia ya que así te vemos todos.

La confirmación del mayor de los O'kelly, sumando la seriedad qué se reveló ante lo último dicho por Piero.

Me removí en la silla que me sostenía.

—Lo qué menos quiero es que lo tomen a mal, pero el tiempo libre lo puedo invertir en trabajar y que más que en lo que más me gusta —. Trate que entendieran.

La caída del cubierto más el sonido de este al repicar en el plato me sobresalto, todos enfocaron a Piero.

¿Por qué le molesta tanto que yo trabajé?

—Piero — Naira llamo su atención — ¿Cuál es tu problema que Celeste trabaje conmigo? No lo va hacer con un extraño, o es algo más —. Negué por él.

No entendía nada, pero a dónde iba esto no me gustaba.

—Siento mucho si sean ofendido con mí decisión, era lo que menos quería hacer — tragué grueso pensando en cada palabra de ánimo que me diría el Sr. William — Pero es una decisión tomada.

Por un momento me sentí orgullosa por la determinación de mis palabras, en la mirada de ellos vi el mismo sentir, acepción de Piero. Me concentré en terminar mi postre para retirarme, entretanto recobraba las fuerzas para colocarme de pie.

De pie admiraba la noche, el cielo en completa oscuridad, esa misma oscuridad que me invadía en los años pasados cuando mi tía me dejaba noches completas en el estrecho closets, en el que el único modo de dormir era sentado, si poder recostarme por las quemaduras en mi espalda.

Tantas de esas noches me desmallen por el mismo pánico del encierro. Encierro del que terminaba sin voz por tanto gritar por ayuda, gritar por piedad y que me sacaran de ese lugar.

Miro la quemadura en mi brazo, y sonrió amarga.

¡Solo yo tengo el poder de permitir que otros me hagan daño!

Repaso la amplias ventas corredizas de mi habitación, que dan vista al hermoso jardín y al nublado cielo.

Unos anchos brazos me rodean y su fragancia invade mis sentidos, apoyé la cabeza en su pecho, me engulló más entré sus brazos.

—¿Por qué no me enteré por ti, que querías trabajar?

¿Así que su enfado no era por el trabajo en sí, si no por no habérselo comunicado yo?

Me giré entre sus brazos, para ver sus ojos tuve que mirar hacia arriba, sus ojos brillaban, su piel resplandecía con la poca claridad que nos proporcionaba la luna que amenazaba con salir.

Me encanta su piel era como un bronceado perfecto.

—Yo te hubiera hecho una muy buena propuesta de trabajo, ya que necesito una asistente — sus palabras me hicieron arrepentir de no haber hablado con él, y él lo noto ya que la comisura de su labio izquierdo se levantó más que la derecha — hay mucho trabajo en el buffet.

—¿De verdad me darías trabajo? — besa mi frente y por inercia cierro los ojos ante el tierno contacto de sus labios — yo no tengo mucho conocimiento sobre leyes, pero Larry siempre se ha ofrecido a...

El bufido que sale de su garganta no me deja terminar.

—Ese fue uno de los motivos por los qué no me agrado ese trabajo, ¿Sabes de quien es la boda a la que iras a tomar las fotos? — Negué, ya que eso no se lo pregunté a Naira, no me pareció importante — la boda será de la hermana de ese principiante de abogado.

Sin entender por qué eso sería un problema, presione mis labios pensando si preguntar o no, sus dedos separaron mis labios.

—Ese principiante, te mira como si quisiera devorarte — mis ojos querían salirse de las órbitas — el único que puede mirar de tal forma soy yo, solo yo puedo devorarte.

Mi rostro se calentó en demasía, a veces solía decir este tipo de comentarios.

—Tengo una solución — mencioné entusiasma — me puedes llamar cuando necesites ayuda y allí estaré para alivianar tu carga.

Un suave beso en mis labios sin profundizar como otras veces, me dio la aprobación.

—Es mi impresión o usted Srta. No quiere que yo tenga una mujer cerca — negué con suma vergüenza ya que no lo dije con esa intención— ¿Y cuál sería la solución, respecto a la boda?

Un dedo en mis labios, sumando mi expresión pensativa. Lo vi sonreírme como ya era costumbre, con él las cosas fluyen sin siquiera pensarlo mucho, me sentía a gusto el sentirme tan cómoda cada día más.

—Puedes venir, y así nos regresamos juntos y no tengo que esperar por Naira.

—Así que me quieres cómo chófer.

Se hizo el ofendido, esta vez fui yo quien tomo la iniciativa de besarlo. Sus manos alrededor de mi cuello profundizaron el beso, su otra mano en mi cintura me acerco más a él como si eso fuese posible, ya que no había ni un solo centímetro de distancia entre los dos.

Su siguiente acción me tomo por sorpresa, al levantarme como si de una pluma se tratara, por inercia y miedo de caer envolví mis piernas alrededor de su cintura y mis manos se aferraron con más fuerza a su cuello.

Camino conmigo cargada con mucha facilidad, tumbándome en la cama con delicadeza y sobre mí su cuerpo, apoyado en uno de sus brazos para no recargar todo su peso.

Sus manos recorrían lugares de mi cuerpo inexplorados, la sensación que invade mi cuerpo aumenta con facilidad ante cada rose de sus dedos haciendo contacto con mi piel. Era como si está ardiera, aún más cuando sus labios descendieron por mi cuello llegando a mi hombro, bajando el manguillo de la pijama que cubría mi cuerpo.

¿Estaré preparada para dar este paso? ¿Cómo se prepara una para esto, o simplemente me dejo llevar por lo que estoy sintiendo?

El temor me invade al no saber cómo actuar, la falta de experiencia, ya que es la primera vez que un hombre toca mi cuerpo de esta manera. Haciéndome sentir tan viva, querida y por alguna razón veo deseo en esos bellos ojos avellanas.





¿SI SERÁ CAERÁ CELESTE ANTE LA TENTACIÓN LLAMADA PIERO?

NOS LEEMOS EN LOS COMENTARIOS.

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora