20-INCOMODIDAD

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Amanecer al lado De Celeste, es la mejor sensación, la calidez que me brinda su cuerpo, la paz que me transmite su alma no tiene igual.

¡Me podría acostumbrar muy rápido a esto!

Sentir el pulso latente de su impoluto corazón, sobré mi pecho.

Sonrió al recordar, el sonrojó de su cara al verme, esta mañanas mientras desayunábamos, supongo el recordar lo expuesta que la tuve en la noche anterior al verla casi en completa desnudes.

Solo recordar y la incomodidad vuelve en la parte baja de mi pantalón deseoso de toda ella.

—Me imagino estás pensando en la mosca muerta ésa ¿O me equivoco?

Las voz de mamá, me saca de mi ensoñamiento.

—Buenos días mamá, ¿Cómo has estado?

Me incorporo de la silla que ocupo en mi oficina, beso una de sus mejillas invitándola a sentarse con un gesto de mí mano y hago lo mismo a su lado.

—Así que, por estar con ésa — el despreció es presente en cada palabra al referirse a Celeste, por lo que trato de no darle el gusto de discutir — ya no me visitas.

—Hemos tenido mucho trabajo mamá y, te he llamado todos los días para saber de ti.

Se soltó del agarre de mis manos.

—Tengo que darte las gracias por las llamadas, no vine a discutir solo quería verte y decirte que Samanta ha vuelto y la invité a cenar.

Esto suena muy mal, como a que ha regresado si la última vez juro solemne que no regresaría.

—Te espero, a las siete en punto y no quiero escuchar una y mil escusas para no ir.



***

Las llamadas del investigador han sido para darme malas noticias, aunque él dice que es muy pronto y más por el tiempo qué el papá de Celeste lleva sin ver a su esposa y la poca información que tenemos. Sin importar el tiempo que lleve está investigación, al final tendré un resultado positivo.

Antes de entrar a casa de mamá para la cena, le envié un mensaje a Celeste.

—Mi pequeño querubín, hoy no podré acompañarte a cenar ya que mamá me invitó a cenar y no pude negarme.

No entiendo el impulso que me llevó a informarle en donde estaría y, el por qué no llegaría con ella.

No tardó en responder

—Te extrañaré en la cena, pero es bueno que pasé tiempo con su mamá.

Veo salir a Naira y a Efrat hecho una furia.

—No hare parte del teatro que ella trata de montar, allá tú sí sigues su juego.


Sin dejarme argumentar al respecto subió a su auto desapareciendo.

Entré a casa de mamá con la intención de preguntar el proceder de mi hermano.

Al llegar Samanta corre a mi encuentro con su efusiva manera de ser.


—Piero, tiempo sin verte, eres cruel ni una llamada en dos meses.

Correspondí a su saludo, sintiendo como la sangre me empieza a hervir al ver el payaso al lado de mamá.

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora