35-SECUESTRO

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Piero

La vida puede llenarte de felicidad y en segundos de tristeza, preocupación.

Tengo tres horas de estar esperando a Celeste en el buffet para darle la sorpresa de su nueva oficina, como nueva abogada del buffet que es tan suyo como nuestro.

Tengo más de dos días sin saber de mamá, en su casa no hay nadie, ni el bueno para nada de hombre que tiene como pareja.

Dejando atrás ese hecho, le marco una vez más a Celeste, pero esta apagado y esto me preocupando con demasía. Para colmo de mis males el Sr Allen y Joshua no ayudan, no pierden oportunidad de hacerme culpable.

—No debí dejarla ir a esa sección de fotos, pero me insistió que sería la última vez que lo haría profesionalmente, que no puede negarme —. Me recrimine.

—Esa niña es muy terca—. Menciono el Sr Allen, con la preocupación plantada en su rostro.

La puerta se habré abruptamente, dando paso a una Naira preocupada, en sus manos el bolso donde guarda la cámara mi ángel.

—Piero...

La vi titubear, sin saber cómo expresar lo que había sucedido. Joshua se acerca y le arrebata de las manos el bolso de la cámara.

—¿Qué sucedió Naira? —Pregunte impaciente, por no tener respuesta alguna.

—Celeste desapareció, encontramos sus cosas en el estacionamiento y ni rastro de ella — hizo una pausa, al ver la cara de enojo del Sr Allen — la estuve buscando por horas, pero no pude dar no ella y temo que le haya pasado algo malo, por qué el que nos contrató no da señales de vida.

Todo lo gesticulo tan de prisa que suspiro al terminar.

Mi oficina se convirtió de un momento a otro en una sala de Hackers, dos chicos de unos veintitrés años concentrados en las pantallas de sus propias computadoras, en pocos minutos las cámaras de la ciudad, concretamente el lugar exacto en donde fue. Todos contratados por la familia de Celeste.

Mi rabia acrecentó al ver cómo fue llevada contra su voluntad hasta meterla al interior de una camioneta negra.

—Allí, enfoca al hombre de gris —. Joshua quien daba instrucciones a los dos chicos — maldito duende de mierda, te hare pagar cada lagrima de mi hermana y, tú no te saldaras bien librado si tu querida madre esta tras esto.

Amenazó sin ninguna expresión en su cara, más una que a mi cuñada le dio temor y lo expresó al ponerse a salvo tras Efrat.

—Que el bueno para nada ese, este tras la desaparición de Celeste no quiere decir que mi madre sea su cómplice y, la amenaza sobra —. Le advertí con la misma destreza e inexpresión que él.

—Creo que no es momento de sus arranques, la prioridad es encontrar a Celeste antes que la lastimen —. Intervino mi hermano.

—Estoy de acuerdo, busqué el paradero de Maximiliano ese es su lambe botas.

La propiedad con la que daban órdenes los hombres Allen solo me confirma mis sospechas y más que todo esto que están haciendo es ilegal. Lo cual no reprochare y no pondré mis principios de antemano porque la vida de Celeste está de por medio.

—Ya lo tengo jefe, la camioneta es de su pertenencia y por el GPS dimos con ella.

Los dos hombres se acercaron, los imite viendo como sacaban a mi mujer de la camioneta sin ninguna delicadeza, sus lágrimas y un moretón en su mejilla izquierda junto a su ojo se divisó, el hombre que salió a su encuentro lo identifique de inmediato.

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora