32- REENCUENTRO

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Piero

Enterarme que la muerte de mi padre fue provocada y no natural como lo habíamos pensado todo este tiempo, me llevo a preguntarme si mi madre sería cómplice del bueno para nada ese.

El impulso de buscarlo y que me aclarara todo me gobernó, pero le prometí a Celeste no hacer nada estúpido, actuaria conforme la ley.

Para ninguno de los dos fue una noche fácil, todo terminado en un sinfín de preguntas, sin respuestas.

Verla dormir en total paz, me recuerda la noche de entrega, cuando noté sus lágrimas supe que había decidido desaparecer, desprenderse de su sufrimiento remplazándolo por mis caricias, por mis besos y me dediqué a que así fuera.

En parte yo también deje de lado todas mis inseguridades y darme la oportunidad de un futuro con ella, con la única mujer con la que me veo pasar el resto de mi vida. Ella me entrego todo sin reservas.

Al llegar a buffet lo primero que hice luego de dejar mi maletín en mi oficina, fue ir a la de Melquiades, tenía mucho que explicar, antes de llegar había llamado a mi hermano informándole que nos reuniríamos con Melquiades.

Al llegar entre sin saludar fui directo al punto.

—Como es eso que mi padre, fue envenenado — este cerró los ojos con cansancio — y uno de tus sospechosos es el novio de mamá — endurecí el gesto de solo pensar que mi madre esta con ese hombre y más que ella estuviese enterada de todo — quiero la verdad de todo ¿Melquiades?

—Así que ya lo sabes, esto me llevara a la muerte y una lenta nada comparado con lo sufrido por tu padre, si no me mires así que estos problemas existen por su culpa por esa manía de mantener todo en reserva.

—Cuida tus palabras, estas hablando de mi padre y, de una persona que no está para defenderse.

—Si, si como digas, esperemos a tu hermano porque no pienso repetir lo mismo dos veces.

No podía creer todo lo que nos estaba diciendo Melquiades y, Efrat mucho menos, nos debatimos entre la felicidad y decepción por no haber confiado en nosotros, llegando a este punto.

No había palabras por decir, todo estaba dicho, solo resta esperar para que todo salga a luz y el culpable sea condenado.



***

Al llegar a mi oficina, fui directo al minibar sirviéndome un whisky doble tomándolo de un sorbo, reviso mi celular, leyendo el mensaje de Celeste.

—Maldición, por qué no pudo esperar para que fuera con ella — me coloque mi gabán saliendo — Paula cancela las reuniones de hoy — hable sin mirarle.

Sin esperar una respuesta salí, rumbo al hospital.

Al llegar a la habitación donde estaba ese hombre, me lleve la sorpresa. Celeste se aferraba al brazo de Joshua, mientras el hombre en la camilla despotricaba de la mujer que la rodeaba con sus brazos, aceptado el crimen de su secuestro.

¿En qué momento se conocieron? ¿Por qué tan íntimos?

El brazo de Celeste callo sin fuerza, la mujer en el intento de sostenerla rodo con ella hasta el suelo.

Corrí a ellas y quede impactado con el sorprendente parecido, era como ver a mi ángel, en un futuro, acaricie sus mejillas.

—Mi amor, despierta, mi ángel —mire a Joshua por encima del hombro—que le has hecho infeliz.

Dio un paso al frente que fue frenado por la mirada de su madre, los dos compartían el mismo color de ojos, igual de verdes como los de Celeste.

—Nada, nunca lastimaría a mi hermana. Tú lo sabías y lo callaste infeliz —. No me amedranto con su voz, ni muchos menos su mirada de criminal.

—Basta los dos, no ven que esta inconsciente, mi niña, mi amor tanto tiempo buscándote — la mujer lloraba y sonreía a la vez.

Las máquinas empezaron con un ruido que llamo la atención de todos, él hombres en la camilla convulsionaba.

—Largo, ven lo que provocan — la hermana que solo recordar lo que en un pasado le hizo a Celeste, el impulso de hacerle pagar cada una de sus lágrimas — fuera todos, si mi hermano muere los demandare.

La habitación se llenó de médicos y enfermeras. Tomé a Celeste en brazos y salí, la mujer me tomo del gabán.

—A mí habitación...

No dude en dejarme guiar, seguido de Joshua que le ordenó a un doctor que lo siguiera, este sin chistear así lo hizo. La acosté en la camilla con cuidado, la mujer no dudo en acariciar su cabello, mientras el doctor la examinaba.

—¿Qué tiene mi hija doctor? — Angustiada.

Aun no me acostumbro a esto de que haya más que mi persona con ella, que tenga una familia, aunque me alegro por ella, pero el compartir su tiempo será difícil.

Es solo un desayuno, por alguna impresión, está bien. Pero usted debe descansar, no por qué tenga el alta hará de las suyas de nuevo —. Advirtió a la mujer al lado de Celeste.

El doctor hablaba con mucha familiaridad. Joshua no dejaba de observarme lo que poco me importaba.

—Estaré bien doctor, mi familia está completa — sonrío con felicidad.

Este asintió dejándonos a los tres centrados en la misma persona. Un silencio colectivo invadió la habitación, lo que soportaría, pero no dejaría sola a mi ángel.

—Soy Delia Allen — rompió el silencio, presentándose, en un gesto extendió su mano.

—Piero O'kelly, un gusto — estreche, sin perderme del desagrado de Joshua, que fue reprendido por una mirada severa de su madre.

—Usted es hijo del hombre que acogió a mi hija.

Su mirada era casi igual de trasparente a Celeste, con los años en ella, se podía evidenciar la felicidad que la gobernaba.

—Si, así es, y también su pareja — el individuo sentado en el sofá aclaró su garganta, lo que ignoré, Delia sonrió amable.

Luego de media hora pasada, Celeste se removió, Delia se levantó de la silla al lado de la camilla. Camilla que fue rodeada por los tres.

—Piero — con un deje de tristeza Delia sonrió, y comprendí que era su nombre el que quiso escuchar—que sucedió, dijo que era mi hermano —­. Había confusión en su mirar

Su mirada paso entre Joshua y su madre. Tome su mano y deje un beso en su frente para tratar de tranquilizarla.

—Lo es mi amor, son de ellos que te hablé anoche—sus ojos se cristalizaron — son tu verdadera familia.

Miro a su madre que le dio la más sincera sonrisa, infundada en lágrimas, su hijo se unió a ella abrazándola por los hombros, con una media sonrisa.

—Perdóname hija por no cuidar bien de ti hace quince años—pidió la mujer, Celeste negó, el agarre de su mano en la mía se hizo más fuerte, la cual acaricie asiéndole saber que estaría allí para ella — nunca me he dejado de culpar por mi descuido.

—No fue tu culpa mamá, como sabrías que ese hombre actuaria de la forma en que lo hizo —. La consoló su hijo.

—Cierto, no puedo culparla del mal actuar de otra persona, incluso yo soy muy descuidada a veces — bromeó, tratando de alivianar el ambiente — ¿verdad amor?

Me miro sonriendo, por primera vez pude verte la alegría en su esplendor, reflejado en sus lindos ojos.

—Discúlpeme contradecirte, pero ante mis ojos, eres perfecta.

Sin pensarlo la mujer se lanzó a ella envolviendo la en un abrazo, el que demoro en reaccionar, pero correspondió al gesto.

Nunca dude que aceptaría de corazón a su familia, como no hacerlo si hasta Joshua que por más que no lo pase, se ve sincero en el amor que le demuestra.



LAS LEO EN LOS COMENTARIOS NOS VEMOS MAÑANA, CON UN NUEVO CAÍITULO.

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora