19-COSTUMBRE

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Piero

Tangible, sentir la tersa y pura piel entre mis manos, un cuerpo tan puro, cómo su alma misma, sin comparación alguna.

Su mirada de inseguridad me sobresalto por estar sobrepasando los límites, pero ese gemido casi audible al querer ahogarlo, me desató, mis manos viajaron por la perfección de su cuerpo, la naturaleza no pude ser más perfecta y Dios más poderoso al crear tan bello ángel.

Al adorarla sin su pijama, una solo prenda me impide ver su completa desnudes, sus mejillas en ese bello carmis por la vergüenza. Detengo sus manos al querer cubrir sus senos.

La beso sintiéndome por primera vez único para una mujer, querer hacer las cosas bien, tomarme el tiempo de apreciar y memorizar su completa anatomía, sus manos asegurando mi cuerpo cerca del suyo en un abrazo.

Recorro la extensión de sus piernas sin despegarme de sus labios, el manantial que brota de sus labios es adictivo, queriendo saciarme por completo de ellos, el permiso de su cuerpo, al temblar con cada caricia que le proporcionan mis manos.

Sus manos temblorosa tratan de desabotonar mi camisa, beso su cuello y le sonrió para darle confianza de seguir con su cometido, mi respirar es cada vez más errática por la excitación de la pureza e inocencia con la que actúa, tratando de parecer que sabe lo que está haciendo. Sus delicadas y pequeñas manos recorren mi torso por completo, frenándose en la iniciación de la pantalón.

Pero esta vez quiero tomarme el tiempo de saborear la inocencia en su plenitud, por lo que desciendo por el valle de sus senos dejando besos en cada uno, siguiendo con el recorrido por su abdomen hasta llegar a su feminidad que saboreo la humedad de sus pantys.

¡Sabe a gloria!

Temiendo por ir al infierno, condenándome por mancillar a un ángel que desprende luz propia, esa luz con la que me ilumina cada día que estoy con ella.

La boca se me seca al ver la humedad en su panty, saboreo al sentir el néctar en mis labios, quiero probar directamente de su piel, por lo que por primera vez pido permiso para quitar la última prenda.

Un furioso golpe en la habitación del lado que es la de papá, nos alertó por lo que ella se colocó su pijama de inmediato. Nos miramos pensando en lo mismo, la incapacidad en mi pantalón se esfumó al entrar y ver el puro encendido sobre el cenicero, por inercia la atraje a mi espalda como si la protegiera de algo.

—Piero...

Mira en la misma dirección que ella está el último libro que él estaba por terminar de leer y sus espejuelos sobre este.

—La última vez eso no estaba allí ¿Verdad? — Negó segura—mucho menos el puro — lo cogí sintiendo el calor que desprendía —. Al parecer alguien nos está jugando una mala broma

—¿Tú crees?, Y si en verdad el...

—No, yo no creo en esas cosas de espíritus, ni fantasmas.

No sé qué diablos está pasando, pero dudo que esto sea obra de un fantasma, mucho más porque no creo en ese tipo de cosas.

Se escucha un ruido en el cuarto de baño, doy un pasó, pero su mano aferrándose a mi brazo me frena. La tome de la mano ya que se negó a esperarme, al abrir la puerta nos encontramos con, nada, todo está en orden. La escucho suspirar aliviada.

Salimos y me enfoco en el puro que aun humea, lo apagó dejándolo nuevamente en el cenicero.

—¿Qué crees que este pasando? Sus lentes, su libro está en la página doscientos veinticinco y él iba por la doscientos dieciocho.

Le quito el libro y confirmo lo dicho por ella página doscientos veinticinco.

Me acerco y la engulló en mis brazos al verla repara todo como buscando una explicación. Explicación que yo quisiera tener.

Al separarnos su rostro rojo, me dice lo que está pensando.

Sonrió por su timidez las mujeres con las que tarto en estos aspectos son todos menos tímidas.

Al estar frente a su habitación la giró.

—¿Estarás bien? — asintió — puedo dormir contigo si tienes miedo.

Sonrió y bajo la mirada, sus dedos jugaban con el final de su pijama.

—No pasará nada, solo no quiero que te desveles o pases una mala noche, dormiremos, sólo dormiremos.

—¿Como en tu apartamento?

Esa mirada verdosa me tiene hipnotizado.

—Como en mi apartamento, o cuando enfermaste.

La sentí dudar al removerse en mis brazos.

—Es que temo acostumbrarme y luego no estés.


Ese mismo temor sentí, que me rechazara o que lo inevitable pasara y para ese entonces ya ella no estuviera, es joven y apenas está descubriendo lo que es vivir en libertad.

¡Pero quien soy yo, para cortar las alas aún ángel! Pues que dure lo que la vida y ella me permita estar a su lado, solo no te enamores mucho corazón por qué reparte costara demasiado.

¿Dónde encontraremos otra como ella?

Despabile mis pensamientos, entretanto ella estaba atenta a una respuesta.

—Bueno, mi pequeño querubín le tengo una buena noticia ya somos dos. – sonrió y frunció las cejas.

—¿Eso es una buena noticia?

Entre con ella a su habitación cerrado la puerta tras nosotros.

—Por supuesto, eso indica que estamos en la misma página, que nos rige la misma ley.


***

Las noches a su lado son cálidas, su pequeño cuerpo casi sobre el mío, impregnándome de su delicioso aroma, fundiéndome cada vez más en su esencia. Queriendo desaparecer todo aquel que la haya lastimado y ejecutar al que pretenda hacerlo.

Desde que me di la oportunidad de abrirme a ella, de conocerla, por qué la oportunidad fue para mí, me he dictaminado un propósito, y ese es hacerla feliz y si su felicidad de pende de mi sufrimiento, aceptare mi condena sin objeción alguna.

Sufrimiento de estar tan secar de ella, y no poseerla como mis más bajos instintos me lo piden agritos.

Es cuando recuerdo las palabras de papá, el verdadero amor, lo espera todo, lo sufre todo y más aún soporta todo sin esperar nada a cambio.

¿¡Sera posible!, que me este enamorado?

Como no admirar a tan bello ángel, decirle al corazón que calme esos pálpitos de adolescente, cuando voy a su encuentro, como ignorar la entrega que deposita cada vez que se suelta para mí, y esa mirada que tiene la facilidad de hipnotizarme al ver todo su amor en ellos y la confianza que a depositando en mí.

En un hombre que, desde el primer instante, la juzgo y condeno sin oportunidad a una defensa. Este es mi castigo por quebrantar la ley, enamorarme como muchas veces juré no hacer.

Ya que nunca pensé que alguien podía dar lo mismo que yo pudiera brindar.

Solo ruego por no dañarla, ese es mi mayor temor.

En eso me esforzaré día con día, por el momento me dejare llevar y, esta costumbre de dormir juntos, siempre hay algo que nos impulsa a hacerlo y si no lo buscare, las costumbres son para mantenerlas ¿No?




HOLA HERMOSAS, ESTOY POR AQUÍ DE NUEVO LUEGO DE DÍAS EN LOS QUE NO HE TENIDO CABEZA PARA NADA, POR INCONVENIENTES FAMILIARES. PERO AGRADECIENDO SU PACIENCIA Y CON TODO AMOR LES DEJO CON UN NUEVO CAPITULO DE ESTA HERMOSA HISTORIA.

¿QUIÉN LES ESTARÁ GASTANDO TAN FATAL BROMA?

¿SERÁ TAL REAL COMO LO CREE CELESTE?

QUE LASTIMA QUE LES ARRUINARON EL MOMENTO JAJAJJ

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora