24 -YO NO MIENTO

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Sin importarme la mirada burlona de Samanta, la seguía observando. Su destreza al manipular la cámara era más que evidente y en ningún momento dejó de sonreír, muchas veces le sugirió a la novia cómo posar para que se viera mejor. Toda una profesional.

En la recepción, Samanta había desaparecido y estaba más que impacienté por ir con Celeste, pero no había podido deshacerme de los tres hombres charlando conmigo, una pregunta tras otra sobré la liberación de Maximiliano.

Samanta volvió a mi lado, con su característica sonrisa que mostraba toda su dentadura.

El momento del qué tanto huía había llegado la foto con los novios.

Al enfocarnos puede ver como su sonrisa se hizo más rígida, bajo un poco la cámara y me sostuvo la mirada por unos segundos, luego se fijó en Samanta que se sostenía de brazos.

Tomo las fotos y luego de hablar con la novia desapareció.

Mire en todas las direcciones y con Larry no estaba lo había visto junto a sus padres.


—He estado hablando con la chica, y déjame decirte que ella no te considera ni como amigo — mire a Sam, sin comprender lo que decía.

—¿A quién te refieres? — curiosee.

Seguí con mi búsqueda.

—A celeste — toda mi atención fue a Samanta al escuchar pronunciar su nombre – le he preguntado y ha dicho que solo es la protegida de tu padre, que en paz descanse.

¿Negó que hemos construido una amistad? No, eso no lo creo, sería la primera vez que miente y ¿Por qué razón lo haría?

—Deja de mirar a todos lados, está en la pista bailando — dijo exasperada.


Hay tantas cosas que no se de ella, como esta, no sabía que bailaba tan bien.

¿Por qué demonios baila con él? Precisamente con él.

Sus movimientos eran pulcros, los giros limpios, podía apostar que mi padre fue su maestro, como en muchas cosas.

Por eso pasaban tanto tiempo juntos, él le enseñaba todo lo que a su edad debía saber.

La mano del aboga ducho estaba en su cintura, le hablaba al oído y ella le sonrió en ocasiones.

¿Qué le estará diciendo para que sonría?

Al girar, nuestras miradas se encontraron, pero esta vez la aparto casi al instante.

Salí tras ella cuando la vi alejarse a la salida.


Allí estaba al parecer esperando por un taxi, la elogié por su buen baile, luego de un gracias, y explicarle que sólo existía una amistad entre Sam y yo, recibí recriminación por haber venido con ella quería pasar la recepción con mi pequeño querubín. Un momento ¿Esta celosa? Cuando pretendía pronunciar, la vi subir al taxi e irse y dejarme con la palabra.


¿Por qué todo se está complicando, si nos llevábamos tan bien?


—Así, somos las mujeres amigos mío— Samanta otra vez como una sombra — y esa chica esta celosa, o tal vez se topó con tu madre y dijo algo y ahora trata de no darte problemas, se ve que es inteligente.

—Eso es mamá...

El gestó de obviedad de Sam, me hizo girar los ojos.

—Seguro le dijo, que te dejará en paz y que yo era tu novia, ¿Ella nunca se dará por vencida? – puntualizo.

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora