13- PREGUNTAS SIN RESPUESTAS

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El caer de la noche, me concentró en la toma perfecta.

Enfocó al declinar el sol, en un perfecto ocaso.

Un auto a las afuera de la propiedad me llama la atención al ver una pareja, tomo la primera foto, me dispongo a tomar una más cuando están en un desbordados en un beso, una foto más y el flash los, alerta bajan del auto es cuando me doy cuenta de que la pareja es conocida.

Mi corazón se estruja al ver a Piero y su amiga, no espero que llegue cuando doy vuelta al camino que me conlleva a casa. Antes de entrar el auto frena, no le doy importancia, pero antes de entrar la chica menciona mi nombre. Giro para verle a la cara, su sonrisa tan falsa me molesta por lo que trato de que no sea muy evidente.

—Me regalas una copia de la foto que nos acaba de tomar, ¿si no hay problema?

—Se la haré llegar con el Sr. Piero — su entrecejo fruncido me dio a entender que no le gusto mi formalismo — ¿por qué habría problema?

Sin esperar respuesta entro a la casa, fui directo a la cocina donde beso la mejilla de Doris feliz por mí, y la firmeza de mis palabras.

—¿A qué se debe tanta felicidad? — me observa atenta.

Me encojo de hombros sonriendo.

Piero entra a la cocina, saluda con amabilidad siempre fue amable solo conmigo fue hostil, hasta ahora.

Siento su mirada penetrar mi carne. ¿Por qué soy tan débil? ¿Con sólo una mirada y tiemblo?

Cada palabra de William y la psicóloga llega a mi mente y las repitió para tomar de la mano toda la seguridad que necesito.


<<" La fuerza persiste de tu interior, tu pasado no determina tu presente, mucho menos tu futuro">>


Lave el plato que utilice en mi cena, despidiéndome y deseando buenas noches abandone la cocina.

Antes de entrar a mi habitación entré a la de William, todo estaba como si el aun siguiera utilizando el cuarto, hasta podía decir que se sentía ese calor y el olor a puro que prendía así no lo fumara. ¡Creo que enloquecí! Brincos diera por qué todo fuera mentira.

En el pasillo al salir, estaba el recostado en la pared un tanto despeinado tal vez impacientado por la espera.

—Puedo aclarar lo del auto —. Tome toda la poca fuerza que mi cuerpo brindaba para sostenerse en pie.

—No hay nada que aclarar —. Algo que siempre odié fueron las mentiras.

Es mejor una verdad que te haga llorar, que una mentira que provoque una sonrisa la cual se esfumara por la misma.

—No me lo esperaba...

Cerré fuerte los ojos como si con ese acto dejara de escuchar, eso solía hacer en casa de mi tía y me concentraba en otros sonidos, pero el aprisiono mi brazo.

—En algo si se equivocó su padre y mira que muy poco lo hacía — estaba atento y confundido, tal vez por qué no estaba temblando — es en que nunca tendrás su determinación al cumplir su palabra.

Su mandíbula tensa y su mirada oscureciendo por la tensión de sus rasgos.

—No mentí, ella me tomo desprevenido Celeste —. Afirma.

No quería seguir escuchándolo y lo que mejor sabía hacer por las circunstancias de mi vida era huir.

El me seguía, por supuesto, no se daría por vencido.

—Ya no importa, y si no le molesta quiero dormir, sé que es su casa, pero...

—No, hablaremos y lo aclararemos — beso mis labios casi como un pico lo que no pude evitar sonrojarme — yo siempre te hablare con la verdad.

La verdad era que en ese momento no quería hablar con él, cuando estaba con él no podía negarme a nada de lo que pidiera y estaba más que segura que eso no era bueno para mí.

—Piero, si no le molesta prefiero que lo hablemos mañana, estoy agotada y prefiero irme a dormir.

Entrecerró los ojos, esos ojos cafés que hacían juego a su piel morena, como un perfecto bronceado.

—Está bien, solo por qué en realidad veo que estas agotada — beso mi frente, acuno mis mejillas — Descasa.

—También usted — con una sonrisa ladeada beso mis labios, abandonando la habitación.

Un suspiro me acompaño hasta el cuarto de baño, donde me tome mi tiempo, trate de despejar mi mente.

Al estar frente al espejo fue inevitable no mirar Las marcas en mi espalda.

Las cicatrices redondeadas de este objeto estaban muy marcadas, incluso unas enzimas de otras, pase la yema de mis dedos. Fue tan difícil la primera cicatriz que vi en mi espalda y mucho más con solo once años, recuerdo que aun cuando había sanado por completo sentía la sensibilidad como si fuese resienten y así con cada una de las veces que sucedía.

Este hecho me hizo aislarme en el colegio, no tuve amigos y no me preocupaba por hacer amistad, ni pensarlo si eran hombres, sería el mayor de mis pecados.

Fueron seis años en los que mi vida y mi cuerpo vieron el fuego como el purificador de mi alma, nunca me acostumbré y siempre pedí a Dios que acabará pronto con mi agonía. Si, escucho mus súplicas, tropezando con un gran hombre.

Tres años en los que, a pasos lentos, e intentando vivir sin temor y con una seguridad que cada día la hago más mía, apoderándome de esta para no permitirme caer, para no decepcionar al hombre que apostó todo por una extraña y sobre todo para no decepcionarme a mí misma.

Cuan equivocados podemos estar los seres humanos al culpar a una niña de un pecado, por la rabia de su propio existir. Conociéndola de cosas tan vitales como ser espontanea, dar su opinión y mirar a la cara y lo más importante ser amada.

Al principio tuve impulsos de ir a buscarlos, las personas somos incomprensibles cuando nos dan por lo que rogábamos con ansías, noche enteras, deseamos buscar lo que tanto nos hacía desear un nuevo comienzo.

Comienzo de una vida sin dolor, por lo menos físico, sin recriminaciones de actos de los cuales no fui culpable. ¿Acaso soy culpable que mi madre allá escapado con otro hombre? ¿Acaso soy culpable de no ser una hija deseada?

Quisiera saber ¿por qué no me llevo con ella, por qué me dejo con personas que nunca tuvieron un ápice de amor por mí?

Nunca me busco, nunca se preguntó si yo estaba bien, solo quisiera tener respuesta a tantas preguntas que han dado vueltas en mi cabeza por años, años en los que nunca hubo un beso de buenas noches, ni un pastel en mis cumpleaños, ni regalos en navidad.

¿Se puede ser un estorbo desde el instante que eres engendrada?


<< "Construye tus propias columnas en bases de tu dolor, conviértelo en la fuerza para crea una mejor persona, mejor que las que tanto te hicieron sufrir">>

La vida es muy corta para guardar rencores, es un sentimiento que solo te hará daño. El resentimiento solo te quitara la sonrisa y, la honestidad esta nos caracteriza.




SE NOS ESTÁ VOLVIENDO MÁS VALIENTE NUESTRA CELESTE.

NOS LEEMOS EN EL PRÓXIMO CAPITULO HERMOSAS, LES DESEO UN FELIZ DÍA/NOCHE. 

LA PUREZA DE SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora