No me fue fácil convencer a Celeste para que viniéramos a descansar, ya que estar en el hospital era caso perdido, por lo menos para mí, no la dejaban quedarse.
Al llegar a la mansión, frente a mi habitación, se para en la puntilla de sus pies, viendo mi reflejo en sus bellos ojos. Acorte la distancia que nos separaba, dejándome envolver por su cálido y tierno beso.
Tomándola desprevenida la alcé, sosteniéndola por sus nalgas, ella no dudó en envolverme con sus piernas y sus brazos en mi cuello. El beso se tornó más demandante y esta vez su lengua se entrelazaba en una batalla con la mía, ese gemido que soltó cuando amase su trasero, me voló la cabeza.
—Usted señorita, dormirá conmigo en mi habitación desde hoy —. Mencione sobre sus labios — mande que pasaran tus cosas a mi habitación, eres mi mujer y te quiero conmigo en mi habitación ¿Sí?
Sus ojos brillaron de felicidad, sus mejillas se tornaron más rojizas, en respuesta un beso y ese movimiento de caderas haciendo fricción en mi endurecida masculinidad.
—Voy a tomar esto como un sí — asintió y, al sentir como buscaba esa fricción nuevamente poniéndome cada vez más duro — mi pequeño querubín ¿Qué has hecho con mi niña inexperta y tímida?
Bajo la mirada y detuvo sus movimientos, me reprendí mental, sé que lo que desea es hacerme sentir y que no siempre sea yo, soltarse.
—Mi amor, no me lo tomes a mal mis palabras, me encanta que te sueltes en nuestra privacidad —deje un pico en sus labios, luego de obligarla a mirarme – me gusta que te sueltes que entres en confianza, que estés segura de que puedes volarme la cabeza esfumando toda cordura con solo verte en esa ropita interior tan pequeña y transparente, con solo verte sonrojarte recordando escenas pasadas. No quiero que cambies, te amó como eres y más esta nueva faceta de ¡mi ángel con esa pisca de diablilla!
—Bueno, en parte se lo debo a Samanta y a Naira —. Esto está tomando un rumbo que no me gusta, esas dos están locas — me aconsejaron que leyera unas novelas que según ellas me ayudarían — musito avergonzada.
—Libros, ¡Novelas eróticas!
Asintió, mordiendo su labio.
—T-te molesta ¿Verdad? Yo se los dije, pero ellas dijeron que no, y de tonta les creí —. Trato de bajarse, pero no se lo permití.
Apreté con más ímpetu, su trasero haciéndole sentir mi erección.
—No, no me molesta, pero no le hagas caso a esas dos, están locas y lo que quieras aprender yo te lo puedo enseñar —. Sentencie.
Robe sus labios nuevamente, al separarnos sus labios hinchados por el demandante beso, temo no controlarme, temo hacerle daño.
La dejo que tome confianza, quita mi camisa dejando un camino de besos hasta llegar a mi pantalón, esta de rodillas frente a mí, pidiendo permiso con la mirada para dar el siguiente paso. Asiento, humedeciendo mis labios que se secaron con solo imaginar lo que está por hacer.
Al tenerme completamente desnudo frente a ella, me mira y esta vez hay un tono de ¿malicia? No ¿Lujuria o coquetería? No logro descifrarlo, pero me encanta.
Rodea con sus pequeñas manos mi extensión haciendo movimientos de arriba abajo sin apartar la mirada de este, muerde su labio y paulatinamente pasa su lengua por ellos e intenta...
—Mi amor, no tienes que hacerlo —. Sus ojos se concentran en mí y hay un tinte de timidez.
—Quiero hacerlo —. Pronunció con convicción — solo guíame, en lo que leí solo dice que no debo utilizar los dientes y temo...
El que se tomara el tiempo para leer sobre estos temas que sé que son vergonzosos para ella, para complacerme, se me hace digna de admirar y no por lo que esté a punto de hacer y que en este tiempo no ha dejado de mover su mano, sino por salir de su zona de confort y abrirse dejando de lado sus temores y lo que según su tía le inculcó como pecado.
—Lo harás bien, solo no vayas tan profundo y solo has de cuneta que chupas bombo, utiliza solo los labios— la anime.
Asintió con una sonrisa tímida que me prende más.
No podía apartar mi mirada de ella, la forma en que beso la punta para luego invadir toda mi longitud con su cálido aliento, quise detenerla para que no lo llegara tan profundo, pero me fue imposible, sus labios presionaron con fuerza haciéndome maldecir, sus movimientos eran lentos, pero en cada uno perdía un poco de mi cordura.
—Respira por la nariz mi...
No alcance a terminar al sentir como succionaba la punta, que malditos libros le dijeron esas dos locas que leyera, con razón la otra noche la vi tan extraña cuando entre, eso fue lo que escondió, el libro. Un gemido, sumándose gruñidos y maldiciones, esos hermosos ojos verdes que empezaban a dejar escapar lágrimas.
—¿Lo estoy haciendo bien? — Su pregunta solo me prendió más, si era eso posible.
Gruñí en reproche cuando lo saco para respirar con mayor facilidad, su mano siguió con la tarea encomendada antes de llevarlo a su boca, se notaba incertidumbre por no saberlo y las palabras no salían de mi garganta.
—Lo estás haciendo estupendo mi diablilla—el verde se volvió más brillante pidiendo ver mi cara de excitación en ellos. Joder una chiquita que hace unos meses odiaba me tiene pendiendo de sus labios queriendo volver a sentirlos nuevamente.
Pase mi pulgar por sus labios y no tardo en chuparlo, sonríe por que de inmediato oculto su mirada, volví a guiar su cabeza y ella no dudo en cubrir mi longitud con sus labios.
El tenerla de rodillas frente a mí con esa mirada llena de seguridad al ver todo lo que estaba causando en mí, el sin fin de sensaciones, solo Dios es testigo de lo mucho que me estoy conteniendo para no moverme y explotar en ella.
Sus movimientos fueron más rápidos, sin poder contenerme más tomé su cabello sin hacerle daño y me moví viendo cómo se hacían presente las arcadas y las lágrimas eran más constantes, como todo un puberto no puede aguantar al sentir sus uñas en mis nalgas. ¡Maldición, terminé en su boca sin poder controlarlo!
Siempre tuve el control de la situación en estos casos, nunca perdía el control de esta manera con ninguna mujer era yo quien decidía, no el ritmo que ella tomará.
Pero una chica con mirada transparente, la franqueza de su alma y esa inocencia que me enloqueció, me llevo a mí límite haciendo que perdiera el control de mi propio cuerpo.
—E-escúpelo...
Fue tarde, pero para nada la vi asqueada, limpió la comisura de sus labios y se incorporó besándome, saboreando mi propio sabor en su boca.
—¿Que has hecho conmigo? — Su preocupación fue evidente—eres mi perdición, mi ángel —. Sonrió, negado para dejar un pico en mis labios—No crees que es injusto que me hallas llevado al límite y tu aun estés con ropa.
Gemio al sentir mi creciente erección en su abdomen y el apretón de mis manos en su trasero.
«"La perdición de este abogado, es la pureza de sus ojos y la virtud de su alma"»
HOLA HERMOSAS, DE ANTEMANO ME DISCULPO POR TARDAR EN ACTUALIZAR, PERO AQUÍ ESTOY CON UN NUEVO CAPÍTULO, ESPERO DISFRUTEN LEYÉNDOLO.
NO SE OLVIDEN VOTAR Y SEGUIRME, LAS LEO EN LOS COMENTARIOS.
LES DESEO UN RETOS DE DÍA/NOCHE. 🖤❤️
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LA PUREZA DE SU MIRADA
Short StoryUna mirada inocente, puede llevarte a pensar en los más puros pensamientos hasta los mas oscuros, arraigando sentimientos inimaginables por esa persona. ¿Pobra más el amor que el rencor infundado? ¿Será la dulzura, la ingenuidad el arma más poderosa...