Capítulo 1

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Hermes trabajaba sin descanso cumpliendo todas sus responsabilidades divinas en los tres reinos es decir en el Olimpo, el Inframundo y la Tierra con diligencia pero parecía que nadie tenía en cuenta su trabajo.

Ese día en concreto se celebraba una reunión en el Olimpo donde habían asistido todos los dioses principales a pedido de Zeus el rey de los dioses.

Hermes se encontraba tranquilamente escuchando cuando Zeus le habló mirándoles con desprecio: "¡Hermes, trae más vino! ¡No tienes nada mejor que hacer que estar sirviendo a los demás!”

Hermes bajó la cabeza, sintiendo el peso del menosprecio de su padre. Pero antes de que pudiera responder, Hades, señor del Inframundo, interrumpió con una risa sarcástica. "¿Qué esperas de alguien como él? Siempre corriendo de un lugar a otro, sin ningún propósito real".

Hermes apretó los dientes, pero siguió adelante con su trabajo, tratando de ignorar los insultos. Sin embargo, su situación era peor ya que Zeus desde hace un tiempo habia comenzado a tomar libertades con él, abusando de su poder como padre y rey.

Un día, tras otro encuentro no consensuado, Hermes sintió un profundo temor ya que sentía que algo estaba mal y después de una visita al oráculo, sus temores se confirmaron: estaba embarazado, y el padre era Zeus.

Hermes horrorizado y sin saber qué hacer decidió huir del Olimpo. "No puedo quedarme aquí", murmuró para sí mismo mientras se preparaba para partir. "No puedo soportar este abuso y desprecio".

Con su partida, el mundo entró en caos. Los caminos se volvieron peligrosos, las almas perdidas vagaban sin rumbo y los mensajes se perdían en la nada. Pero los dioses olímpicos, cegados por su arrogancia, no podían entender por qué el mundo se había sumido en el caos ya que no se les ocurría que podría ser por la ausencia de Hermes.

Amor en las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora