Capitulo 50

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                    Narra Isabella

Un día nuevo comenzó y aunque tuviera pocas ganas de despertar tuve que hacerlo, al empezar a abrir mis ojos pude notar que Mattheo aún estaba a mi lado abrazándome mientras yo estaba en su pecho, espero no haya sido una posición incómoda para el.

Por primera vez en tiempo pude verlo de muy cerca, su respiración era muy tranquila, tenía sus ojos cerrados mientras que unas largas y hermosas pestañas los adornaban, tenia varias cicatrices alrededor de su cara pero unas ya estaban sanando, supongo que las tiene debido a que siempre se mete en problemas.

Tenía uno que otro lunar y sus labios entreabiertos se ven tan suaves. Sus rizos rebeldes caían sobre su frente. Y mantenía una sonrisa boba en su boca.

– ¿Ya termino de deleitarse hermosa dama?– pregunto en un susurro.

Me sonroje por su comentario, no sabía que ya había despertado.

– Creí que estabas dormido–

– Hace unos minutos que ya no– respondió sentándose en la cama y estirándose.

– Gracias por lo de anoche, lamento si te desperté–

– Tranquila, no estaba dormido estaba afuera, escuché ruido en tu habitación me preocupe y quería ver si estabas bien, ¿Dormiste bien?– me pregunto mientras me miraba.

– Si la verdad es que si, en verdad gracias–

– Ya te lo dije no agradezcas, además gracias a ti dormí como un bebe– dijo mientras se volvía a acostar y se acurrucaba en las sábanas.

– Bueno señor bebé, será mejor que se levante por qué tenemos clase– le dije mientras me levantaba pero el tiro de mi brazo y caí encima de el mientras el me abrazaba por la cintura.

– 5 minutos más– susurro con los ojos cerrados.

– No, tenemos que alistarnos– le dije tratando de huir de el pero era inútil se negaba a soltarme – Mattheo sueltame– le dije pero el negó con la cabeza – Bueno quédate 5 minutos más pero yo me tengo que ir– el volvió a negar – ¡Mattheo hablo encerio te doy lo que quieras pero déjame ir!–.

Oh oh.

La sonrisa que se dibujo en su cara no me gusta para nada.

Hasta abrió los ojos.

– Bien, pero antes de irte tienes que darme un beso de los buenos días– hablo mientras veía mis labios.

– ¿Que? No, no lo aré– le dije notablemente nerviosa.

– Si si lo aras – hablo mientras se acercaba a mis labios.

¿O yo era quien se acercaba?

– Mattheo...– le susurre cuando nuestros labios se rozaban.

– Perdoname Isa pero ya no puedo resistirlo– me susurro.

– ¿Que?...– antes de que pudiera preguntar el me atrajo a el con un beso, me sorprendi por el acto pero no me negue a su beso.

¿Quién lo haría?

Nuestros labios se movían como si siempre se hubieran conocido, como si conocieran cada centímetro el uno del otro.

Fue un beso un poco torpe de mi parte pero fue increíble, miles de mariposas revoloteaban en mi interior y creo que alrededor de nosotros.

Al separarnos del beso pudimos ver qué encerio me lo tomé literal con eso de las mariposas.

Un destino que estoy obligada a tomarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora