XVI

32 2 0
                                    

SOCIOS

~Charlotte~

Me desperté asustada porque no escuché mi ruidosa alarma, y ya es demasiado lo que he dormido.

Y quizás no fue eso lo que me despertó, porque de la nada sentí como a mi cabeza la acaricia una mano. Además no sé siente como mi cama donde me encuentro acostada. De hecho no es algo que se pareciera a una cama.

Moví mi cabeza para ver el rostro de la persona que se encuentra acariciando mi cabello.

Oh, no.

¡Es Rudy! ¡donde estoy acostada es el pecho de Rudy!

Me levanté de inmediato para caer al otro lado del sofá de la sala de cine.

Siento una vergüenza horrible por todo el cuerpo. Y unas ganas terribles de salir corriendo de aquí a vomitar, se siente como si hubiera dormido abrazada a mí hermano. Que asco.

No asco por Rudy... es como... ustedes entienden.

—¿Todas las mañana te levantas así? Con razón te la pasas enojada —se comenzó a reir de mí.

Le di una sonrisa desorbitada.

¿Porque sigo aquí? ¿Porque él sigue aqui? ¿En que momento me quede dormida?

—Es por tu culpa —intente ocultar mi vergüenza—. Tu empresa me causa estrés —respondí en un bostezo. Volvió a reír. Me deje caer en el respaldo mirando al techo. Pase mis manos por mis ojos, seguro estoy hecha un desastre—. ¿En que momento me dormi?

Lo pensó un momento mirando al techo.

—No había pasado ni media película y tu ya estabas soñando. Apagué todo y me quedé dormido junto a ti.

O más bien debajo.

Silencio.

Me removí incomoda al pensar que dormí abrasada a Rudy. Aún que nos conocemos de años nunca había dormido con Rudy, ni se había quedado en casa.

—¿Que hora es? —pregunte levantándome del sofá rápidamente.

—Tranquila aun es temprano. Ven —dio unas palmaditas en el sofá para que yo me volviera a sentar.

Me quedé viendo el sofá unos segundos. Decidí ir a ducharme. Por alguna razón me siento incomoda.

—No. Tengo muchas cosas que hacer hoy. Y a ti te deben de estar esperando en el hospital. —Le extendí una mano para que se levantará. La tomó al instante, pero en lugar de levantarse me jalo hasta dejarme sentada a su lado.
Me quedé tiesa cuando me paso un brazo por los hombros. Se acercó un poco a mí.

—¿Te molesta que durmiera aquí?

La verdad es que no me molesta, pero es incómodo saber que dormí junto a él.

Mas bien sobre él.

¡Cállate!

—No, Rudy, tu puedes quedarte aquí cuantas veces quieras.

No me soltó por unos segundos. Recorrió mi rostro con una sonrisa. Me dio un beso en la mejilla y, se puso de pie. Ahora fue él quien me dio la mano para que me levantará del sofá. Observe su sonrisa un momento. Su barba rubia esta un poco crecida.

Tome su mano y con todas mis fuerzas junto con una sonrisa maligna hice que volviera a caer sentado justo como él lo hizo conmigo. Sali corriendo entre risas mientras él me seguían intentando atraparme.

Fuego Rojo Y Azul ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora