XXXIII

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NOCHE EN LAS VEGAS

~Rick~

-¿En serio no me vas a hablar en todo el vuelo? -pregunté.

No respondió nada, como llevaba haciendo desde hacía una hora. Solo mira por la ventana con el ceño fruncido expresándome su molestia.

Cuando vi que no daría su brazo a torcer tuve que ir yo. Me levanté y me fui a sentar junto a ella. Puse mi barbilla en su hombro.

Cuando vi que no me mandaba al diablo, la atrapé entre mis brazos. Sentí que su olor me llenaba por completo, pero su cuerpo aún me rechaza debido a su enojo.

-Vamos, Lotty, lo vamos a pasar bien -le dije, intentando calmarla.

-Me secuestraste -me reclamó, intentando salirse de mis brazos-. Me sacaste del país sin mis tarjetas, desarreglada ¡Y sin mis tacones!

-Te puedo comprar todos los tacones que quieras y podrás usar mi tarjeta a tu antojo, tranquila -le propuse.

-No quiero que me compres tacones ni quiero tus tarjetas -siguió mirando por la ventana con expresión tensa-. Yo ya tengo tacones y tarjetas.

-¿Por qué es tan difícil para ti aceptar que te compren cosas? -le pregunté, intrigado. Se tensó aún más y bajó la cabeza, pensando. Así se quedó unos segundos, donde parecía que sus ánimos bajaban aún más- ¿Qué pasa, cariño?

-Nada -respondió finalmente, sin mirarme.

Su voz es baja y distante, pero yo sé que esta luchando por controlar sus emociones. La estreché un poco más entre mis brazos, esperando que se calmara y se sintiera segura junto a mí.

-Lotty, mírame -coloqué mis dedos en su mentón para que girara la cabeza hacia mí.

Cuando encontró mis ojos, su rostro se relajó, y su expresión tensa se suavizó.

-Yo solo quiero que tengas un momento donde puedas disfrutar de todo lo que quieras -le dije con voz baja y tranquila-. Donde nadie ni nada te abrume. Quiero que te sientas libre de hacer cualquier cosa sin miedo a que algún maldito paparazzi te capte.

Tomé sus mejillas con delicadeza y junté sus labios con los míos en un acto tierno. Adoro sus besos. Sus labios son mi mayor paz y agonía. Yo no sé qué haría si me quitan la fortuna de tener sus besos ahora mismo, necesito esos besos tiernos, los apasionados y esos donde me hace sentir el único ser en la tierra.

Quiero cada uno de ellos solo para mí durante toda mi vida; necesito el olor de su piel cerca de mí para sentirme completo. Anhelo tener su cuerpo conmigo por siempre para sentirme lleno.

La necesito a ella. La quiero a ella. Solo a ella y a nadie más.

Creo que lo supe desde el primer momento que la vi, pero no era consciente de lo loco que podría llegar a estar por ella. He desarrollado una gran obsesión por su compañía y haría todo por que ella me permita estar a su lado. Lo aceptaría todo, así me duela; lo aceptaría no me importaría.

Mientras la besaba, sentía su calor y su cercanía. Mi corazón latía con una intensidad que solo ella podía provocar. Quería quedarme así para siempre.

La estreché un poco más entre mis brazos, sintiendo su cuerpo cerca del mío, y supe que nunca la dejaría ir. Era mía, y yo era suyo. Y en ese momento, nada más importaba.

La levante del asiento para colocarla en cuclillas sobre mí. Adoro tenerla así. Puedo tener acceso a todo su cuerpo y puedo apreciarlo en esta posición. Su hermoso rostro queda sobre el mío donde puedo admirarlo con detalle.

Fuego Rojo Y Azul ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora