XVIII

28 3 0
                                    

OBRAS MAESTRAS

~Rick~

Cuando la hermana de Charlotte dijo que ella escogería el restaurante creí que terminaríamos a un lugar infantil. Mi sorpresa fue que eligió un lugar bastante elegante y distinguido.

Charlotte apenas probó bocado. Me preocupa que esté tan estresada y ni siquiera coma bien. Desvelada, abrumada, sobrecargada y aún así no para. Es fuerte lo acepto pero todos debemos descansar.

¿Porqué trabaja tanto? Tiene el dinero suficiente para vivir sin mover un dedo. Y si no es así yo puedo hacer que en su vida tenga que trabajar.

Cuando nos casemos ella solo tendrá que preocuparse por que ropa usar el día siguiente. Porque ella será mi esposa ya lo decidí.

Que confiado.

¿Y que es tanto ese trabajo? Yo dirijo las cinco líneas de hoteles y no es tan pesado.

—Mira, Charlotte, tu favorito —Joseph le acerco una cuchara de su postre de chocolate.

Ella se alejo de inmediato con fastidio.

—No es gracioso imbécil —espetó Ollie frente a él. Joseph, con una sonrisa, se llevó a la boca lo que planeaba darle a Charlotte.

¿No le gusta el chocolate?

—¿Que aremos ahora? —preguntó Dalila comiendo pastel.

—Ustedes se irán a casa. Yo tengo cosas que hacer —respondió su hermana mayor tecleando en el teléfono.

—¿Que te parece si hacemos algo que no te provoque estrés? —le propuse juguetón.

No respondió. Todo el día ha hecho lo mismo. Después de lo que pasó en la oficina cada que me mira me hace una cara diferente.

—¿En serio no piensas volver a dirigirme la palabra nunca?

No me hizo caso. Todos alrededor nos observaron con curiosidad.

Deje de intentarlo. No hay manera. Tengo que hacer algo más que intentar hacer que me hable.

Cuando llego la cuenta intento pagar ella, me negué. Nos peleamos por el cheque dando unos tirones. Los demás intentaron interferir pero no loes deje. Al final yo gane. Intento reprochar pero no pudo. Por lo menos en eso me veneficio su silencio a mí.

Saliendo del restaurante me lleve una gran sorpresa.

—Hola nenita —apareció Bratt de la nada.

Al instante lo tome de la camisa chocandolo contra el coche detrás de él.

—¿Como te atreviste a pedirle dinero pedazo de imbécil?

Me dio un empujón para que yo lo soltara

—¿De que carajos estas hablando? Yo jamas haria eso. ¿Que le dijiste? —pregunto a Charlotte que sigue sin quitar la vista de su teléfono importandole poco lo que pase a su alrededor.

—Nada. Ricky suele hacer suposiciones por si solo sin esperar una explicación —respondió molesta por lo que pasó el lunes.

Bratt sintió la brusquedad con la que me trata Lotty y se burló en mi cara.

—¿Tan rápido lo arruinaste? —se colocó junto a Charlotte— Ollie ¿Qué tal? —le choco la mano como si fueran los más grandes amigos.

Genial. Ya me gano a mi futuro cuñado.

—Disfrutando de los berrinches de mi hermana —terminaron en un corto abrazo dándose palmadas en la espalda.

Charlotte le hizo una mueca de risa sin despegar la mirada del teléfono.

Fuego Rojo Y Azul ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora