En el mundo de los millonarios, nada es como parece. Charlotte y Rick son dos personas con secretos y motivos ocultos. Cuando se encuentran, su conexión es instantánea.
Pero nada es tan fácil en la vida de Charlotte Byrne.
Pero nada en la vida se R...
—¡Y luego me cargo como si fuera un saco de papas! ¡Jamas en la vida lo volveré hablar! ¡Me hizo pasar la mayor vergüenza de mi vida!
¿Quién se cree la bestia ésa para tratarme así? ¿Cómo se atreve a tratar así a una dama? A una persona.
¡¿Nadie le enseño modales?!
Y luego... ¡Lo odio!
¡Se atrevió a darme una orden!
—Después intente irme y me dijo siéntate ¡Y lo hice! ¡¿Porque lo hice?! —seguí con mi relato algo alterada—. No es normal. Algo me hizo, estoy segura. ¿Y si me hizo brujería? ¿Qué tal que me dio de comer algo con lo que me pueda controlar? Por eso siempre quiere pagar todo ¿cierto?
Yo se bien que no me dio nada. Pero igual es una posibilidad. Yo no tengo conductas así con nadie que no sea mi padre y incluso a él le doy más guerra.
Roger sonrió en silencio intentando aguantar la carcajada que estoy segura quería tirar.
—Fue un día difícil para usted señorita.
—Humillante, Roger, humillante.
Durante el caminó al trabajo después de la universidad le seguí contando todo lo que me hizo.
—¿Y sabes que más pasó?
—Dígame señorita.
—¡No dijo nada cuando, Bratt, me dio un regalo! —me moleste aun más—, ¿A donde se fue ese Rick que no deja que nadie me toque?
Un extraño cosquilleo se presentó en mi pecho y estómago.
—¿Usted quería que la celara de nuevo?
—Yo... no, claro que no —baje la cabeza mordiendo el interior de mi labio—. Pero él se ha comportado asi últimamente.
—Y a usted le gusta —afirmó por mí.
—Por su puesto que no —desvíe la mirada a la ventana cuando giro su cabeza hacia mí haciéndome saber que no creía ni una de mis palabras.
Estando lejos de su vista sonreí mirando el bosque. Si me gusta que haga eso. Todo mi cuerpo reacciona al instante. Me hace sentir especial. Me hace sentirme suya de alguna forma.
—Hoy tengo que ir a la cena con el padre de Bratt —dije pensativa.
No es como si me fuera hacer algo. A demás solo es una cena.
Aún así Jake Miller es un hombre intimidante. Aún más que Lorenzo. Y eso me pone nerviosa. Lo que me lleva ha tener un muy mal presentimiento de esta noche.
Supongo que quiere hablar sobre lo que estamos haciendo su hijo y yo.
—No me parece buena idea señorita.
—¿Y que puedo hacer Roger?
—¿No ir?
Hay muchas cosas que podrían pasar si no voy. Así que prefiero no aumentar problemas a mi vida. Iré.
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